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lo que se dice hoy -cuando se convocan oposiciones para un cargo- ni efic ientes, ni "agresivos" . No son bien mirados en el grupo influyente de la religiosidad porque no frecuentan la no son gente de iglesia. Y, sin embargo, son los primeros en recibir la noticia ele gozo para tocio el pueblo. Son los primeros llamados para ver, adorar y presentar ofrendas al recién nacido. Y corno Dios tiene siempre la razón, es urgente revisar nuestra jerarquía de valores para ver si vamos por el buen camino, el camino que lleva a Belén. La presencia del ánge l los llena ele temor. Un nuevo avi so para rev isar nuestra visión de los ángeles de escayola y senti – mentalismo infantil y hacernos una idea bíblica de la grande– za y de la misión arriesgada ele los ángeles. La presencia del ángel de la guarda nos es tan familiar y querida que lo llama– mos con entrañable afecto y confianza familiar "querido com– pañero de mi vida". Rilke armoniza las dos vertientes en sus "Elegías de Duino" : "Todo ángel es terrible. Y no obstante, ¡ah de rní! os canto, pájaros casi mortales del alma, sabiendo lo que sois..." El ángel elijo a los pastores, envueltos en la luz ele la glo- ria del Señor: "No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os ser– virá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejér– cito celestial, que alababa a Dios, dic iendo: "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace". Los pastores pasan del temor y la turbación a la alegría. Es una nueva situación de gozo -no sólo para el grupo pastoril– sino para todo el pueblo que esperaba al Salvador y pedía su venida con suspiros y lágrimas. El pueblo elegido tenía los ojos anhelantes de tanto mirar al cielo en una espera confiada de tensión y vehemencia. Los hombres buenos han desahoga- 120