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P, CALASANZ Disco rojo ¿En qué hemos convertido el día del Señor? Por los síntomas externos se podría hablar de una «profana– ción» y de una «profanización» del domingo. Nuestros pueblos dan la sensación triste y preocupante del paga– nismo en «versión moderna»: es el día del vicio, de los excesos, de los pecados más tristes. la revalorización cristiana del domingo, que debe con– vertirse en: Una celebración festiva y popular de la comunidad para participar comunitariamente en una liturgia dinámica, viva y participada. Los fieles deben alimentarse ese día en las dos mesas: la de la Palabra y la de la Eucaristía. - Un espacio fuerte de oración, reflexión y revisión de vida. Una oportunidad para la evangelización y formación de criterios cristianos, no sólo para niños de catequesis, sino para todo el pueblo. Una evasión serena y gozosa de la «lucha por la vida» y de sus preocupaciones traumatizantes, mediante el des– canso, el deporte, el ocio. Una comunicación más prolongada e intensa entre fami– liares, amigos, vecinos, etc. IV. «OBEDIENCIA Y REVERENCIA» (San Francisco) Disco verde El amor a los padres está entrañado en la misma na– turaleza. Es un sentimiento natural, legítimo, vinculante. La familia es la «Iglesia doméstica», en que se forjan los hombres de temple, en un clima acogedor de comu– nión, comprensión, estímulo. El hijo de buenos senti– mientos se desvive por honrar a sus padres, que es mu- - 80-

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