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CRISTO, PROTAGONISTA DE LA MISION POPULAR Este corazón «horrible» es el caballo de batalla de la con– versión. No basta con limpiarlo o purificarlo. Es viejo y no sirve. Hay que buscar un corazón nuevo. Por eso pedimos a Dios que «cree» en nosotros un corazón puro, que saque de nuestro pecho este corazón de piedra y que nos meta dentro un corazón de carne. La única solución es el «trasplante». Pedimos a Cristo que nos deje su Corazón. La operación de trasplante es ya un hecho en nuestros días. No tiene especiales complicaciones. Pero hay un fenómeno «postoperatorio» que causa muchas muertes. Es el «rechazo». El corazón trasplantado no se «aclimata» al nuevo organismo y sobreviene la muerte. Para que el trasplante del Corazón divino no fracase por el «rechazo» hay que eliminar de nuestra vida todas las causas del rechazo. Convertirse es «sintonizar» perfectamente con Cristo. El problema es grave y decisivo: ¿Qué hay en mi vida que pueda producir el «recha– zo» del Corazón de Cristo? Es hora de «sajar» y «cortar» por lo sano. Es hora de deci– dirse: «Si hubiera en mi corazón una sola fibra que no fue– ra de Dios, la arrancaría de cuajo y la arrojaría al fuego.» Psicología ele conversión Cuando el hombre ha dejado de forcejear con Dios, pidien– do treguas, buscando retrasos y evasivas, y ha roto con el peca– do en todas sus formas, se siente «otro». Ciertamente, «es» otro, es un hombre «de nueva creación». No sólo ha cambiado su vida. Ha cambiado el «estilo» con una psicología de conver– sión cuyas características más relevantes y, con frecuencia, más visibles serían: Situación ele apasionamiento: el converso lo lleva todo «a sangre y fuego». Es como si quisiera redimir el tiem- - 73 -