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CRISTO, PROTAGONISTA DE LA MISION POPULAR raíces de pecado. Pero no basta una aceptación «laica» de la propia culpabilidad que lleva al hombre angustiado al derrotismo y a la desesperanza. Es preciso «abrir las puertas a Cristo» y, desde la propia fragilidad, inconsistencia y pecaminosidad, aco– gerse a su misericordia con una confesión humilde y esT,er.arnrna Señor, ten piedad de mí, pobre pecador. Desde la situación espiritual y moral concreta 3 a) La conversión, en su sentido más estricto, supone una llamada a la fe. Es un paso de la infidelidad a la fe una vez que han conocido a Cristo por la predicación del Evangelio. Por ejemplo, los paganos que se pasaban al Cristianismo para seguir a Cristo. b) Ya no se trata de infieles, sino de recibido el Bautismo y forman parte de la ble. Se confiesan «católicos, apostólicos y romanos», y creen que son « buenos católicos» porque «no roban ni matan» y «no hacen mal a nadie». Es el tipo de católicos «masivos». Cumplen las nor– mas, cumplen con sus deberes religiosos, cumplen los «dos» Mandamientos de su particular Decálogo. Es una religión de «cumplimiento», pero no es infrecuente en– contrarse en este ambiente masificado con mentalidades contrahechas, de una religiosidad primitiva con mezclas de superstición y fanatismo. Nota característica de esta religiosidad es el divorcio descarado entre religión y vida, fe y actitudes, prácticas religiosas y comportamiento. Dios queda tan lejano que no cuento apenas para nada en la vida. Todo el bagaje religioso de estos cristianos consiste en ir a misa los do– mingos, confesar y comulgar por Pascua Florida y algu– nas oraciones que aprendieron a rezar de niños. Luego, trabajan, luchan, negocian, como si realmente Dios no existiera. La revisión de este estilo de vida, con un mínimo de sentido crítico, arroja un balance bajo mínimos. Dios - 65 -
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