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P. CALASANZ Y ESTA SITUACION es para siempre. Estaremos siempre con el Señor. El cielo es eterno. Lo expresa con plasticidad la leyenda de San Ero. (Contarla con vivacidad, siguiendo el esquema del guión.) CRISTO NOS DESCUBRE LA MISERICORDIA DEL PADRE La Parábola del hijo pródigo, con sus planteamientos egoís– tas, con su «manifiesto» de derechos, con su descaro y su cruel– dad, con sus exacerbadas pasiones, con su decepción y su ver– güenza, con su amargura y con su llanto, con su rehabilitación moral, con su reconciliación final, con los festejos y la música, con la integración definitiva en la casa paterna ... , es la historia de cada uno de nosotros. Por eso nos resulta tan viva, tan actual, tan apasionante. « DIOS ES AMOR» Dios es Padre. Es la revelación de la capacidad infinita de comprensión y de perdón. Es descubrir sus entrañas de compa– sión, sus planes de misericordia, su eterna ternura. Dios es «rico en misericordia», con tal intensidad que el pobre pecador queda sobrecogido, abrumado y esperanzado. Hay que gritarlo para que el corazón del pecador se esponje: «Infinitamente mayor que tus pecados es el perdón misericordioso del Padre celestial». Para meternos esta convicción en el alma, Cristo nos cuenta una hermosa Parábola. En rigor, es la historia de la humanidad. Una historia tan humana, tan directa, tan realista y actual, que nos sube a la cara una oleada de vergüenza. Miramos a Jesús a los ojos y ya no hace falta preguntar quién es el protagonista: Eres Tú el hijo que abandonó la casa paterna. Tú eres el pecador a quien espera el Padre para abrazarlo. - 56 -

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