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CRISTO, PROTAGONISTA DE LA MISION POPULAR ¿Qué es el cielo? El homble gorificado verá a Dios cara a cara, tal como es, infinito en bondad, en misericordia y en hermosura. Y quedará pasmado contemplando el grande y bello amor. Y se arrojará con la vehemencia y confianza del pequeño que se sabe amado y protegido en los brazos paternos de Dios. Todo el infinito Amor se hará abrazo, y el elegido responderá a este Amor aman– do, disfrutando, agradeciendo. Y este gozo en Dios -razón de su ser, razón de su felicidad plena- durará eternamente. El cielo es plenitud de conocimiento y de gozo de Dios. Un gozo inefable, inexpresable, por verlo tal como es, sin las oscu– ridades de la fe. Un amor fuerte, benigno, renovado en cada momento nuevo, porque Dios es inagotable como fuente de be– lleza y de bondad. La plenitud de felicidad será precisamente este «grande y bello Amor», sin mezcla de inquietud ni de tristeza, como un inmenso mar de verdad y perfección. El gozo es pleno, de modo que el bienaventurado no puede ansiar más. Este ver eternamente a Dios no es una situación estática, de fijación pasiva, que podría degenerar en aburrimiento. La con– templación intuitiva de Dios es dinámica, venturosa, apasionada. Aquieta totalmente el ansia de felicidad del corazón humano, en una divina aventura de conocimiento, de descubrimiento, de apasionamiento. No cansa, no fatiga como la meditación de aquí abajo. Es una contemplación vital, una maravillosa experiencia, una placentera y reconfortante comunión de Amor. El cielo es centrarse definitivamente en Dios, raíz y razón última del hombre. Es adentrarse en Dios, en su vida íntima, en su Trinidad, en su Amor difusivo. creador y santificante. Es gozarse plenamente en Dios Creador, Padre. Redentor, Herma– no, Santificador. Es la más íntima comunión imaginable con Dios, que es Amor. Esta comunión de Amor satisface plena– mente las exigencias del corazón. El cielo es «estar siempre con el Señor». Es una experiencia pasmosa de amistad personal con Cristo bendito, sin la más leve sombra, sin las inquietudes de la vida corporal, sin los enigmas de la fe, sin los sobresaltos y baches de la esperanza. La fe laboriosa y la esperanza en tiempo de prueba dejan todo el - 53 -
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