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CRISTO, PROTAGONISTA DE LA MISION POPULAR Ante este Cristo muerto, todos somos culpables. Pero en su infinita misericordia: Me amó y se entregó a la muerte por mí. (Todo esto cobra gran intensidad cuando se hace con el Crucifijo en la mano. Pero hay que hacerlo con gran convicción y emoción para que suene a auténtico.) CRISTO, VENCEDOR DE LA MUERTE El «vértice del enigma de la condición humana es la muer– te». Pero el enigma queda descifrado en el huerto de la resu– rrecc10n: «Mujer, ¿por qué lloras? Resucitó, no está aquí». ¿Por qué buscas al que vive en el lugar de la muerte? - Aleluya.-Resucitó el Señor. La muerte no es algo que acontece. Es «Alguien» que nos sale al encuentro. Es Cristo Resucitado que nos viene a esperar. El lugar cristiano del «encuentro» no es el cementerio, lugar de los muertos. Es el Sacramento, banquete de la vida eterna. No es el cementerio, es el Altar. San Francisco de Asís es el creador de un estilo de morir bellísimo y fascinante: «Loado seas, mi Señor, por nuestra her– mana la muerte corporal». Y «murió cantando» ... «¿POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS?» El hombre es mortal. No hace falta demostrado con pruebas racionales. Es un «hecho» sensible que se impone por su evidencia. Y es ya una experiencia dolorosa que se ha clavado en nuestra propia sangre - 27 -
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