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CRISTO, PROTAGONISTA DE LA MISION POPULAR CRISTO NOS REDIME DEL PECADO Yo confieso ... El hombre de nuestro tiempo ha perdido peligrosamente la conciencia de pecado, ha dado muerte a su conciencia. La im– pasibilidad ante el pecado, la eliminación homicida del sentido del pecado, sitúa al hombre en los fondos de la pecaminosidad sin posibilidad de rehabilitación. Yo confieso humildemente mi situación de pecador. Confie– so que he pecado de pensamiento, palabra, obra y omisión. He pecado «contra el cielo y contra Ti». Pero este reconocimiento de mis pecados no me sumerge en la desesperanza, sino que me lleva a los brazos del Padre Dios, cuya misericordia es infinita. Lloro de amargura porque he crucificado de nuevo a Cristo. Pero son más abundantes mis lágrimas cuando contemplo a Cris– to en la Cruz: Me amó y se entregó a la muerte por mí. Feliz culpa que nos mereció tal Redentor. Resulta impopular hablar hoy del pecado. Es algo que irrita al hombre moderno, tan pagado de sí mismo, tan independiente y tan «liberado», tan eufórico por los «maravillosos inventos de la ciencia y de la técnica». ¿Cómo hablar del pecado a este hombre culto y honesto que presenta una «imagen» tan pulcra y maquillada ante la opi– nión? Se sentiría gravemente ofendido en su honor. ¿Cómo ha– blar del pecado: al pensador que se pasa las horas elaborando ideas para construir un mundo mejor, impugnando la violencia y proclamando la paz; 19 -

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