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P. CALASANZ No perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros, pecadores. La respuesta a estas pruebas «abrumadoras» del Amor del Padre es la gratitud y una confianza total en su Amor. El Padre Dios, que nos descubren las Parábolas del Evange– lio, es «rico en misericordia». CRISTO Y EL SENTIDO DE LA VIDA Cristo es el centro metafísico y teologal de mi existencia cristiana. Cristo da sentido a mi vida. Cristo «es» el sentido de mi vida. El hombre no puede llegar a su plenitud humana si rechaza, margina o se desentiende de Cristo. Cristo es el Hombre perfecto de cuya plenitud todos hemos recibido. El Padre Dios nos llamó y nos escogió para que fuéramos conformes a la imagen de su Hijo. Estamos viviendo -histórica y místicamente- el hoy de Cristo, siguiendo a Cristo, que es Camino, Verdad y Vida. Estamos en la época de los humanismos y del antropocen– trismo. Nunca se ha hablado tanto del hombre, de sus derechos, de sus reivindicaciones. El hombre ha conquistado el espacio. Y, a pesar del progreso y de la técnica, el hombre endiosado sufre tremendas crisis de angustia y derrotismo. ¿Qué ha sucedido? -10-

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