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CRISTO, PROTAGONISTA DE LA MISION POPULAR «HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA» Comulgar es «renovar» la Cena Pascual conmemorando a Cristo. Es la invitación personal para compartir el Pan y beber de la Copa «acordándonos de Cristo». Y alimentarnos del Cuer– po y la Sangre de Cristo es un alto honor por el que hay que aplazar y posponer todo lo demás. Lo primero es asistir al ban– quete sagrado: lo demás debe quedar relegado a un segundo plano. Lo más importante del mundo es comulgar. Después, todo lo demás: los negocios, las tierras, el dinero, la diversión. Cristo invita a su Mesa a sus discípulos, hombres fuertes curtidos por el viento, el sol y los mares. La Comunión forja personalidades de temple, madura el carácter, forma los senti– mientos, disciplina las pasiones, «configura con Cristo». La Co– munión no ha sido instituida únicamente para mujeres piadosas y niños inocentes. La invitación va dirigida expresamente a los discípulos de hoy. Y no sirven las excusas: ni la propia indig– nidad, ni las ocupaciones, ni las evasivas, porque todos tenemos que confesar humildemente: «Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa». Tenemos que comulgar, acordándonos de Jesús, examinándose cada uno a sí mismo, con la conciencia limpia y revestidos con el traje del banquete, que es la gracia «Tomad y comed».-La Eucaristía es fuente de luz, de dina– mismo espiritual, de grandeza de alma y de fortaleza. Hay que comulgar para ser fuertes. El alejamiento de la Mesa del Señor presenta síntomas preocupantes. Nos encontramos con la anemia espiritual, con la descalcificación religiosa, con la leucemia y con el cáncer de la piedad en situaciones de alarma. Hay mucha ane– mia en nuestras filas. Y hace falta un régimen de comidas sóli– das para que la vida cristiana marche. Si el hombre de hoy en el fondo tiene hambre de Dios, tiene que alimentarse en la Mesa de Dios. Es urgente acercarse a Cristo para saciar nuestra hambre: Señor, danos siempre de ese Pan ... - 157 -

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