BCCCAP00000000000000000000337

CRISTO, PROTAGONISTA DE LA MlSION POPULAR rebasa todos los moldes usuales en la paternidad humana. Como decía San Buenaventura, Dios es más íntimo al alma que el alma misma. En el hondón del alma, más que el alma misma está Dios. La vivencia personal de esta filiación nos lleva a una gozosa situación de hijos, con todo lo que esto comporta de inti– midad familiar, de santo orgullo, de conciencia de hijos, de compromisos incuestionables, de santidad de vida. Esta conciencia de filiación crea un estilo nuevo de vida, presidido siempre por el Amor: El hombre rechaza todo sentimiento servil de temor y miedo. El Padre Dios siempre vela por sus hijos, que están en sus manos en la vida y más allá de las fronteras de la muerte. La filiación lleva a la comunión de Amor, a las relacio– nes de familia, al gozo y a la exigencia de ser hijo de Dios. El llamarse hijo de Dios -y serlo de verdad– crea una psicología nueva de santa libertad, de total en– trega, de absoluta seguridad en las manos de Dios. Es una grandeza que no lleva al engreimiento -se trata de dones recibidos gratuita y misericordiosamente-, sino a la exigencia personal de una vida más conforme a la voluntad de Dios. De esta conciencia de filiación adoptiva brotan las más bellas y contagiosas formas de oración: alabanza, grati– tud, súplica misionera ... La experiencia de Dios en Jesucristo nos envuelve en la luz <le Dios. Todo se hace en honor y gloria de Jesús, Hermano ma– yor y amigo entrañable. Orar es «compartir» todas las situacio– nes de la existencia. Por la adopción filial, el hombre entra a «participar de la naturaleza divina» y a compartir el destino de Cristo en todos sus misterios de dolor, gozo y gloria. Fran– cisco llora la pasión de Cristo, siente sus dolores de crucifixión en el alma y en las llagas del cuerpo, participa de su alegría en la misma muerte. Orar es «estar» con Cristo, prolongar su existencia orante - 147 -

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz