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CRISTO, PROTAGONISTA DE LA MISION POPULAR sobre el quehacer profesional, sobre la vida pública, sobre la amistad, sobre la familia y los hijos. La falta de coherencia entre la fe y el comportamiento constituye una equivocación, una escisión y un escándalo. Lo lamenta con energía la Gaudium et Spes, 43,57: «Igualmente se equivocan los que, al contrario, pien– san que se pueden entregar de tal manera a los negocios terrenos, como si éstos fuesen completamente ajenos a la vida religiosa ... «Esta escisión entre la fe que profesan y la vida dia– ria de muchos debe ser considerada como uno de los más graves errores de nuestro tiempo.» «Este escándalo lo reprendían vehementemente los profetas ya en el Antiguo Testamento, y mucho más en el Nuevo Testamento, donde el mismo Cristo Jesús ame– nazó con graves penas.» Esta actitud de fe postula una recta teología de «encarna– ción» en las realidades terrestres. El cristiano no puede desen– tenderse del mundo, en el que debe ser luz y sal, fermento y tes– tigo. Cierto que no es de este mundo. que no tiene aquí patria permanente. Pero mientras viva en el mundo, no puede desen– tenderse de la realidad, y la fe es una exigencia de «cumplir fielmente sus obligaciones terrestres». La fe obliga a cumplir las obligaciones terrenales «con la mayor perfección según la voca– ción con que cada uno ha sido llamado» (Gauclium et Spes, 43,1). La dinámica de la fe lleva a la vida santa y se proyecta en todas las manifestaciones de la existencia: « Brille vuestra luz de tal manera que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a Dios ... » DIME CÓMO VIVES ... San Juan anota con agudeza que los suyos no recibieron a Cristo Jesús «porque sus obras eran malas». Los que lo reci- - 139 -

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