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P. CALASANZ son pregoneros eficaces de la fe en las cosas que esperamos, si asocian sin desmayo «la profesión de fe a la vida de fe» ( Lumen Gentium, 35,2). El testimonio de la vida y de la palabra es una nota espe– cífica de gran eficacia y un modo convincente de «evangeliza– ción» por el hecho de que se realiza «dentro de las condiciones comunes de la vida secular». Esta fe informa no sólo la vida interior y privada del cristiano, sino también «las estructuras de la vida secular». La fe da sentido a la vida en todo su entra– maje y lo temporal debe quedar inmerso en un clima evangélico, ya que el cristiano es luz y sal de la tierra. La fe tiene que ilu– minar la vocación integral del hombre en todas las manifesta– ciones de la vida püblica, puesto que el cristiano está compro– metido en la construcción de un mundo mejor «por-en» Cristo. La formación de actitudes de fe es necesaria y urgente. Y la primera actitud de fe es proclamar y vivir a Dios como valor absoluto en nuestra vida. Está bien rezar ciertas fórmulas que aclimatan el espíritu. Pero hay que vivificar estas fórmulas dándoles todo su contenido: que Dios sea el horizonte, el centro y el punto de referencia de toda la existencia. Hay que meter a Dios con tal intensidad en nuestra vida, que rezume de Dios por todos los poros. Dios está aquí, conmigo, para todo, en todos y en todo. En cualquier circunstancia, antes de tomar una deci– sión, antes de dar un consejo, cuento con Dios y lo consulto con Dios. Esta actitud de fe configura toda la personalidad del cre– yente y se proyecta en todas las dimensiones de la presencia del cristiano en el mundo. La religiosidad transforma la conciencia y se manifiesta de un modo expreso en lo que llamamos cumpli– miento de los deberes religiosos: oración, culto, sacramentos, devociones, «ciertos deberes morales». Pero si es verdadera, tiene que influir decisivamente en la vida, inspirándose toda ella en principios de fe y en planteamientos apostólicos. En una jerarquía de valores cristianos, los negocios ocupan siempre un lugar secundario, el quehacer es siempre menos que el ser y el espíritu superior a 1a materia. La fe tiene mucho que decir sobre los negocios terrenos, - 138
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