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P. CALASANZ: rístico. En la Unción de los Enfermos es Cristo que viene como «Viático» para acompañamos en el camino de lo eterno y pre– sentarnos al Padre Dios ... « ... PARA QUE TENGAN VIDA ... » los Sacramentos son las fuentes caudalosas de la vida cris– tiana. Brotan como chorros del Costado abierto de Cristo. Para que den todo el fruto espiritual de santificación se exige una preparación intensa y una celebración digna. Evangelización y sacramentalización deben ser igualmente cuidadas. La celebra– ción de los Sacramentos ha de ser dinámica, vivaz, expresiva, con una presencia activa de la Comunidad eclesial. Una cele– bración digna de los Sacramentos es, al mismo tiempo, un espa– cio fuerte de evangelización. LA VIDA CRISTIANA EN MARCHA ... Volvemos al punto de partida: el hombre histórico, concre– to, concebido en pecado y «redimido» por Cristo. la biografía espiritual de este hombre se entrelaza y se corresponde analó– gicamente con la biografía humana. El «hoy de Cristo» acom– paña y orienta al cristiano a lo largo de su peregrinación al Pa– dre, en anhelante espera de la venida gloriosa del Señor. l. BAUTISMO La vida humana empieza por el nacimiento. El niño ha vi– vido en el seno materno necesitado hasta el extremo de otro ser. Una vez que nace, el niño es un ser quebradizo y meneste– roso que necesita los cuidados de la madre. El Bautismo es un nacimiento a la vida en Dios. Es una «criatura nueva», una «regeneración» que lo constituye en hijo de Dios, hermano de Cristo, heredero de las promesas. Ya lo dijo San Pablo: «como niños recién nacidos». la tierna y Santa Madre Iglesia lo recibe en la casa familiar y lo señala con el sello de Cristo: hombre de Cristo por la fe y la gracia y dedi– cación de por vida al servicio y a los intereses de Cristo. - 126 -

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