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CRISTO, PROTAGONISTA DE LA MISION PÓPULAR de salvación mediante figuras plásticas lo hace más comprensi" ble y más entrañable. Los Sacramentos «significan» la gracia, la «contienen» y la «confieren», la dan. Los Sacramentos se prestan a una catequesis sugestiva de imágenes concretas que calan muy dentro. Hasta los niños en– tienden el lenguaje de los símbolos y de los signos: El humo, signo del fuego. La nube, signo de la lluvia. La bandera, signo de la patria. La bandera blanca, signo de la paz. Desde e] principio del Cristianismo, los símbolos forman parte de la pedagogía sacramental y del mismo misterio de Cristo: el pez, los panes sobre la mesa, las espigas y las hojas de la vid, el Buen Pastor, el agua que brota de los siete caños, la rama de olivo. Son figuras expresivas, especialmente signifi– cativas, de la purificación interior, de la alegría pascual, de la abundancia espiritual, de la gracia que «sana» y reconforta y santifica. Los Sacramentos son obra de Cristo, que sigue «actuando» hoy en nosotros, que sigue viviendo y estando con nosotros hasta el fin de los tiempos. Por eso, los Sacramentos nos ponen en contacto personal con Cristo, con su misión y con su destino. Los Sacramentos «significan» y «confieren» la gracia. Es Cristo mismo quien nos sale al encuentro y nos acompaña durante todo el camino de la experiencia sacramental. Por el Bautismo, Cristo me asocia a su muerte mística para compartir con el creyente su destino de pasión y resurrección. Cristo me atrae y yo le acepto y le recibo en casa por la fe y el Amor que me constituyen en hijo de Dios. En la Confirmación, Cristo me da su Espíritu y me hace su testigo. En la Penitencia, Cristo me arropa con su misericordia y con su perdón. En la Eucaris– tía, Cristo me invita a su Mesa y comparte el Pan conmigo. En el Matrimonio se significa el gran misterio de Amor de Cristo a su Iglesia. En el Sacerdocio es Cristo quien bautiza, perdona los pecados, proclama la Palabra, parte y reparte el Pan euca- - 125 -