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P. CALASANZ El sí de Francisco de Asís a Cristo nos ha dado un santo maravilloso y una espléndida floración de santos y de almas grandes. Si Francisco hubiera dicho no a la llamada, no sólo habría fracasado su vocación personal a la santidad, sino que habría fracasado toda su ingente labor misionera posterior. En la vida espiritual, un no a Dios puede tener consecuencias trá– gicas tanto para el individuo como para la colectividad. Como la Samaritana junto al pozo, suplicamos humilde y con- fiadamente a Jesús el « don» de la gracia divina: SeFíor, dame de beber el agua pura de tu gracia dame de beber el agua que brota y salta hasta la vida eterna. - 122 -