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LOS VIAJES DEL MISIONERO «Id por IQdo el mundo». (Cristo-Jesús.) Aunque ya no queden tierrtls por conquistar, hay todavía muchos caminos por recorrer. Y con más urgencia cuando se sabe que al final de la ruta existen almas en espera de salvación. Cuando se ha recibido una consagración al servicio de las empresas universales del espíritu, cuando se tiene la inteligencia clara, el alma en sintonía a lo divino, la voluntad decidida y el corazón abierto a lodos los hori– zontes donde un alma aliente y espere, no puede haber lugar para la tregua y el descanso. El MISIONERO, por imperativo divino y exigencia humana, ha de ser un incansable «CABALLERO AN– DANTE DE CRISTO». Andante y peregrino. Tenéis derecho a pensar que es difícil ser peregrino. Pero también tenéis el deber de reconocer que es necesario peregrinar. Quizá esté en razón de la necesidad, la dificultad del noble empeño. En acepción integral del término, el peregrino, el explorador y el viajero en este caso, debe serlo en alma y cuerpo; y su meta un lugar, una persona, o un ideal, signados por la Verdad, la Bondad y la Belleza de Aquel que es Autor de la vida y Señor de la Historia. Y esto, para el MISIONERO es una y la misma cosa. Un experto en estos peregrinajes y aventuras, afirmó que MISIONERO rima perfectamente con VIAJERO. Si antes se decía que sólo viajaban, a costa de ingentes sacrificios, «los misioneros, los geógrafos y los fugitivos», no es nada exagerado el seguir afirmando que el viajar de los Misioneros es sencillamente heroico. Suscribimos plenamente las frases de que «sin los Misioneros, muchos capítulos de la historia, de la geogra– fía y de la cultura humanas no se habrían escrito». «ALLA, A DONDE NADIE LLEGO TODA V/A NI CON LA IMAGINACION, ALLA LLEGO UN MISIONERO». Y DIOS DISPUSO CAMINO SOBRE EL AGUA PIONERO EXPLORADOR: P. SANTOS DE ABELGAS «El Vicario Apostólico, Mons. Diego Alonso Nistal, echó mano, para llevar a cabo la empresa de la fundación del pri– mer Centro misional, del R.P. Santos de Abe/gas (León). Uno de los Misioneros más celosos y abnegados, más amante de los indios y más avezado a trabajos y privaciones.» (CRONICA MISIONAL) Año 1925. TRADICION DEL PUEBLO ABORIGEN GUARAO «Cuando veáis que llegan unos hom– bres con la barba blanca y la sonrisa en los labios, con las vestiduras de color de cacao, largas y ceñidas por cordones, sa– lidles al encuentro y escuchar sus conse– jos.. . Ellos son nuestros Padres.» (INDIA TAKORE. «Sacerdotisa» Guaraúna. Abuela de Pedro Krisólogo.) LOS INDIOS GUARAOS: UN MISTERIO EN LA SELVA « ... la lástima es que, con tener a un lado las Misiones de los Reverendos Pa– dres Capuchinos de la Guayana y al otro las de los Reverendos Padres Capuchinos de Cumaná ... , ni son ni pueden ser doc– trinados estos indios (que se computan por cinco o seis mil cabezas), porque ni ellos quieren apartarse de sus islas, ni sus islas son habitables por europeo alguno, por la multitud intolerable de mosquitos de todos los caños y brazos del río, que brotan a millones aquellos anegadizos. Y lo peor, y lo que más obsta, es el no haber terreno donde sem– brar frutos para mantener la vida, y ser aquella humedad continua muy perjudi– cial a todos, menos a los guaraúnos, nacidos y criados en ella. Pero Dios dispondrá camino y dará al– gún arbitrio para que aquellos fervorosos operarios algún día logren en esta nación sus buenos deseos de salvar aquellas almas.» P. JOSE GUMILLA, S. J . «El Orinoco ilustrado». 1741. 71

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