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Limón, son las más fértiles, donde los indios y criollos tienen sus planta– ciones de caña de azúcar, pequeñas parcelas de plátanos y yuca, y gran– des plantaciones de cocoteros. La Alta Guajira es la parte prede– sértica, y algunas zonas son verdade– ros desiertos. Está cubierta de cardo– nes y cujíes. Es una zona misérrima en cuanto a la agricultura. I,,._as posi– bilidades de vida están supeditadas a la cría de ganado: chivos, mesnadas de ganado vacuno, asnal y caballar. EL GRAN PROBLEMA DE LA GUAJIRA: EL AGUA El aprovisionamiento de agua po– table, sea dulce o salobre (a veces so– lamente los animales la toleran), hay en la Guajira numerosas «CACIM– BAS», «YAGUEYES», lagunas y cié– nagas. El agua de estas ciénagas es salada en verano, que les entra por el río Li– món desde el mar y por la laguna de Sinamaica, de suerte que sólo la pue– den aprovechar para pescar y la na– vegación. Otras ciénagas y pozas en el interior, se secan la mayor parte de ellas en verano. El desequilibrio atmosférico de esta zona es origen de verdaderos proble– mas para los habitantes y para el ga– nado. En el verano la velocidad del viento es muy fuerte, levantando grandes nubes de arena, molestísima para viajeros y animales, llegando a cubrir extensas zonas de una capa de arena que penetra por todas partes, invadiendo incluso las habitaciones cerradas. En invierno, que disminuye la brisa, es cuando en la Guajira se siente el calor sofocante, cuyas consecuen– cias las sufren también los habitantes y los animales. Los molinos de viento no sacan agua, se secan las cacimbas y las jaguyes ... Los animales que es– tán acostumbrados a beber en el mis– mo sitio, allí se pasan días y días es– perando el agua, con el riesgo de morir muchos de sed. GEOGRAFIA HUMANA DE LA GUAJIRA Las tribus que ptreban esta zona son los GUAJIROS y los PARAU– JANOS. Según el doctor J. Wilbert, 62 pertenecen al grupo Arawuak, de acuerdo con su filiación lingüística. Los Guajiros radicados en Venezuela suman unos trece mil, y los Parau– janos unos mil. La cultura de los Guajiros y Pa– raujanos es marginal, en contraposi– ción a la cultura de los Arawuak, que es «cultura tipo Selva Tropical». Hoy los Guajiros han adoptado la ganade– ría. Eso disimula su cultura original. Pero se sospecha que tuvieron una cultura original muy pobre. La economía de los Paraujanos se reduce, aún hoy, a la pesca y a la recolección de algunas frutas sil– vestres. RANCHOS Y VIVIENDAS El rancho de los indios guajiros está construido, generalmente, en forma cuadrangular, con dos vertientes de agua. Estas viviendas son pobres ca– sas de campesinos, cuya ocupación favorita es el pastoreo de ganados. Según la categoría social de estos indios, así son también sus ranchos: ricos, medianos y pobres. Los guajiros ricos tienen ranchos con piso de cemento, paredes de ba– hareque y techo de palma real o de «enea». La «enea» es una especie de junco fuerte, alto, aplastado, grueso y consistente, parecido a la espadaña que, bien doblada sobre el armazón de madera, resulta muy buena para tejados . Pero tiene la desventaja de ser guarida de alacranes, arañas y otras sabandijas. El rancho del guajiro de clase media es, en todo, como el anterior, excep– to el piso, que es de tierra o arcilla apisonada. Los indios pobres viven bajo un ar– mazón de horcones de madera, abier– tos, sin ninguna habitación y sin nin– guna cerca en su contorno. Los techos son más miserables todavía: una cu– bierta de tablillas del tronco de los cardones que abundan en la Guajira. Cortan con el machete o el hacha los cardones verdes para que puedan trabajarlos mejor, les quitan las lar– gas y punzantes espinas, los descor– tezan y dividen en tablillas delgadas y estrechas, y con ellas recubren sus cabañas. Los que habitan en las costas del golfo de Maracaibo y en las partes más secas de la Guajira donde existen grandes «médanos» que el viento lleva de un lado a otro continuamente, construyen sus chozas sobre estacas de madera, para preservarse del pol– vo y de la arena que les causa conti– nuas enfermedades de los ojos. Finalmente, los Paraujanos que viven en la laguna de Sinamaica, en las márgenes del río Limón y en las orillas del gran «Eneal», fabrican sus ranchos sobre pilotes de madera, estilo palafítico, para preservarse de las inundaciones durante el invierno, for– mando así poblaciones lacustres. VESTIDOS DE LOS GUAJIROS Por su estilo original, y algunos por su vistosidad, vamos a distinguir tres categorías en el vestido de los guajiros: el de las indias, el de los in– dios ricos y el de los indios pobres. LA BONITA «MANTA» DE LAS GUAJIRAS La «manta» de la india guajira es un camisón amplio, anchísimo, que llega a arrastrar por el suelo, de man– gas largas hasta la punta de los de– dos, adornado con ribetes al cuello, en la cintura y en el ruedo . Para la verdadera guajira, la que lleva en la sangre el orgullo de su raza y de su pueblo, no hay nada más sim– bólico y elocuente que su vestido: su «manta» o túnica larga y ampulosa, de vistosos colores y llamativos ador– nos en el pecho y en la espalda, de mangas cortas o largas. La «manta» guajira, a pesar de su línea única de corte, ofrece una rica variedad de formas y diseños, gene– ralmente confeccionadas en telas es– tampadas, de colores vivos y llama– tivos. Complemento de la «manta» es el pañuelo, también de vivos colores, que la india lleva echado hacia atrás y anudado a la cabeza. El calzado se limita a las «cotizas» o sandalias que fabrican de cuero curtido y que sujetan al pie con unas correas de piel fina o cordones de lana. Como adorno, las sandalias lle– van unos borlones de algodón, que varían en colores y tamaños, según el rango social de la india que las lleva.

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