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MURIO UN GRAN CACIQUE DE LOS YUCPA Con más de 90 años de edad y 171 descendientes. Amigo de los Misioneros. Cada día a su labranza. Se consideraba el Bolívar de Perijá. Era una biblioteca ambulante. El día 26 de junio de 1972, a la edad de más de noventa años se nos fue Cipriano. Su vida fue un compendio existencial del Antiguo y del Nuevo Testamento. Su figura rememora plenamente las figuras bíblicas de los patriarcas. Varón sereno y prudente, fuerte y com– prensivo, paternal y exigente, mantuvo entre sus ideales la im– plantación de la justicia y del or– den . De él ha nacido un pueblo. Todos los macoítas lo recordarán {· ) _____- .,,.-1>-' ' bisnietos , de los que viven 37. En total, hasta el momento de su muerte, tenía 171 descendientes, de los cuales 129 están vivos. El mayor de sus bisnietos tiene ya siempre como su más relevante doce años. cacique y SIRAPTA lo venerará como a su fundador. Nació en Manastara, en una ranchería del río Atapsi (Río Ne– gro). Durante una de las luchas tribales a que eran muy dados los yucpas, le mataron a su padre Ca– lixto (Karetru). Pequeño aún, fue recogido por una familia de la Vi– lla del Rosario, en la casa del señor Coriolano Romero. Muy joven, se volvió a los suyos de la sierra, para imponer entre ellos el orden y la paz. Le gustaba llamarse el segundo Bolívar. Fueron sus mujeres: Constanza, María, Inés, otra María, Chiquin– quirá y Alicia. De ellas le nacie– ron 30 hijos, de los cuales viven 19. Al tiempo de morir, tenía Ci- Grandes fueron sus deseos de que los misioneros se establecie– sen en Sirapta. De ellos esperaba la evangelización y el progreso. Después de la Misa de Navidad, que se celebraba por primera vez en 1970 en Sirapta, Cipriano, emocionado, como muestra de su agradecimiento, me regaló todas sus insignias de cacique. Sintió también una gran alegría al ver definitivamente reinstalado el acueducto. Tuvo la inmensa satis– facción de habitar la primera casa de cemento que se ha construido en Sirapta. El último año de su vida, me pidió que le pusiera en regla, se– gún las normas de la Iglesia, su priano 97 nietos, vivos 73; y 44 matrimonio. Se casó canónica- mente con la mujer de quien tuvo el último de sus hijos: Alicia. El l de enero recibía el sacramento de la confirmación y el 2 quedó santificado su hogar por el sacra– mento del matrimonio, recibiendo ambos esposos la primera Comu– nión. Siempre fue diligentísimo en el trabajo. Era lo normal verlo salir muy de madrugada a su conuco. Los últimos meses de su vida, que– brantado por el peso de los años y por la fractura de un brazo del que nunca quedó del todo bien, tuvo que desistir, a la fuerza, de su tarea diaria. Comenzó en se– guida a desmejorar sensiblemente, hasta que todos pudimos vislum– brar la cercanía del final de su vida. El 9 de junio, Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, dije la misa en su casa. Se concentró todo el pue– blo para orar por Cipriano. Du– rante la misa, le administré el Sa– cramento de la Unción de los En– fermos y le di el Viático de la co– munión bajo las dos especies. Un grupo numeroso le acompañó en la comunión. Cipriano manifestó su gozo y su confianza en el Señor y dio los últimos consejos a sus hijos, nietos y bisnietos. Todos nos sentimos conmovidos. Al domin– go siguiente, celebrada la Misa en la capilla, al final, llevamos en procesión al Señor Sacramentado, 59

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