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ambos ojos. El asma, que con frecuencia me inutiliza por completo, es mi compa– ñera inseparable desde hace varios años. Y el récord de operaciones lo he batido con la hernia, de la que he tenido que ser operado ¡NUEVE VECES! Como puede ver, nuestra vida misionera ha tenido de todo, menos miel y dulzura . -No me extraña el que tenga descon– certados a los médicos. Pero en medio de este maremágnum de viajes, excursio– nes apostólicas, preocupaciones de go– bierno, trabajos de toda índole y de todo tipo, ha buscado tiempo para sus traba– jos culturales realizando varias publica– ciones. ¿Qué obras tiene publicadas, Padre Félix? -Mi querido Padre Pobladura, ya me voy cansando de tanto responder. Voy a tratar de complacerlo, siquiera por coo– perar en su magna obra de propaganda misional que le viene trayendo por la calle de la amargura. - Y lo que usted no sabe, Padre Félix. Pero bueno, eso es empeño mío porque estoy convencido hasta la entraña de que nuestros misioneros y su obra merecen esto y mucho más. Ya sabe que me he jurado a mí mismo que en esta empresa «si pueden, me romperán, pero que nadie ni nada me doblará». Perdone la inte– rrupción, y siga con su relato de publi– caciones ... -En el Seminario Indígena de Upata, ante la escasez de textos, publiqué «TEO– RIA DEL SOLFEO». Con ocasión de la X CONFERENCIA DE AGRICULTURA en Caracas nos pidieron algo sobre los Guajiros, y en colaboración con Mon– señor Turrado, publicamos el libro «COMO SON LOS GUAJIROS». A raíz de esto, me pidieron ampliación sobre ei tema, de manera especial en el aspecto geográfico . No tuve más remedio que echarme a recorrer toda la península de la Guajira venezolana, por agua y tierra, a pie, en jeep, y hasta en burro. De estos viajes nació el libro «COMO ES LA GUAJIRA». Posteriormente publiqué en España el libro «EL ESEQUIBO, FRONTERA DE VENEZUELA». Con esta publicación hubo un pequeño «sabotaje». Tuve la con– fidencia extraoficialmente de que en las altas esferas había sido muy bien recibida la defensa y prueba documental que había hecho de los derechos de Venezuela a esta zona. Pero como defendía y demostraba también documentalmente la actuación de España en defensa de la Guayana contra sus eternos enemigos, una mano negra intervino para que al autor no se le con– cediera una condecoración para la· que estaba propuesto por este libro. Algún historiador venezolano había dejado mal- 22 paradas injustamente las realidades his– tóricas en este punto, arrastrado por su fobia antiespañola. Y como mi obra po– nía el dedo en la llaga, con demostra– ción documental. .. Finalmente, la publicada hace poco tiempo ha sido «LOS ANGELES DEL TUKUKO», preparada para celebrar el «Veinticinco» aniversario de la funda– ción de este Centro Misional. -Pero hay algo más en preparación. Lo sé, Padre Félix. ¿Cuáles son esas obras... ? -Cuando el asma me tiene asediado, aprovecho el tiempo para ir recogiendo material y para ver de publicar el «DIC– CIONARIO YUCPA-ESPAÑOL» y «ES– PAÑOL-YUCPA». Tengo recogidas y clasificadas SIETE MIL PALABRAS, sin contar las variantes de algunos gru– pos, lo que sumará unas DIEZ MIL. A esto hay que añadir los apéndices de an– troponimia, toponimia, hidrografía y orografía, que ya rebasan varios cente– nares de vocablos. -Padre Félix, antes ha hecho alu– sión a una propuesta para condecorarle cuando lo del libro sobre el esequibo. ¿Cuántas condecoraciones le han sido concedidas... ? Y no me dé un «rezun– go» por contestación... Y con un «rezun– go» pretendió contestar a esta pregunta. Pero tenemos datos para informar. -Me han concedido la ORDEN DE FRANCISCO DE MIRANDA por parte del Gobierno venezolano. Y ahora, con motivo de los CINCUENTA AÑOS de la restauración de nuestras Misiones, el Gobierno español me ha concedido la CRUZ DE CABALLERO DE LA OR– DEN DE ISABEL LA CATOLICA. -Pues pocos pechos con más méritos para poder ostentar/a, Padre Félix, con tantos servicios y sacrificios... (Huuummm otro «rezungo» del P . Félix.) Si no se enfada quisiera hacerle otra pregunta. Y aunque se enfade se la voy a hacer lo mismo. ¿Es verdad que cuando le conce– dieron la Orden de Miranda dijo usted que «mejor hubiera sido que se la cam– biaran por sacos de cemento»... ? -Y aquí interviene el P. Romualdo, porque el P. Félix inició un gesto de cara y un movimiento de manos que no fueron muy difíciles de interpretar. Y sí, parece que en aquellas circunstancias estaba muy apurado con la escasez de material para sus construcciones y afloró a sus la– bios esa gráfica expresión ... -Padre Félix, le voy a tocar una fibra sensible. ¿Qué impresión le causó en su primer regreso a España cuando no pudo visitar su pueblo de Vegamián, porque estaba cubierto por el agua del pántano... ? -Me hundí en lo profundo del alma pensando, pensando. .. Yo había salido de mi casa de Vegamián a los doce años... Ahora no podía identificar ni ver el lu– gar, el sitio, ni de mi casa, ni de la Igle– sia, ni de la escuela ... ¿Dónde quedaban las eras de la trilla, los valles por donde llevaba a pastar los corderos, las fincas que cultivaba mi familia ... ? Aquellos 250 millones de metros cúbi– cos de agua embalsada, con setenta de profundidad, parece que todavía siguen oprimiendo y escondiendo en mi ser más íntimo los recuerdos y reliquias de mi in– fancia . Mi alma se elevó para dar gracias a Aquel que de mi niñez -como pastor de ovejas-, me convirtió en Sacerdote y Misionero -pastor de almas-, revesti– do con el hábito Capuchino. -Y una última pregunta, Padre Félix. (Abre sus ojos mortecinos, y con asom– bro me dice: «¿De verdad», P. Pacífico, es la última?) Si lo cortés no quita lo valiente, en el Padre Félix «lo misionero» nunca ha quitado «lo español». Aún más, creo que en él lo ha acrecentado en inte– rés y recuerdo desde estas lejanías. ¿Cómo se siente y se recuerda a la Patria espa– ñola desde estas misiones de Venezuela, Padre Félix... ? -Mire, P. Pacífico, ha tocado una tecla muy delicada. A mí me importa un comino lo que otros puedan sentir, pen– sar o decir sobre este punto. Quiero re– flejar los sentimientos de mi ser más ín– timo . Le digo con toda sinceridad y no– bleza de sangre leonesa que corre por nuestras venas que, para amar a ESPA– ÑA, es preciso salir de ella y recorrer al– go de mundo. Entonces es cuando la emoción, el afecto entrañable por la Pa– tria lejana se aquilata, se engrandece y se transforma en algo incontenible. Juzgo que quien, puesto en estas circunstancias, no siente muy al vivo el amor por su Pa– tria, o es anormal o tiene el alma petri– ficada. Que Dios le perdone, porque es un pobre desgraciado. Estoy entregado plenamente, y de por vida, a mi empresa misionera aquí en Venezuela. Pero nada de esto obsta, sino que contribuye a que el amor a mi Patria española que me dio el ser, supere a todo COMO ALGO UNICO EN MI VIDA. -Padre Félix... después de esta entre– vista, mis palabras de agradecimiento están de sobra yo lo sé y usted me com– prende. Misión de LOS ANGELES DEL TUKUKO 25 de marzo de 1975. Fiesta de la Anunciación de la Virgen . Día de los «Esclavos de María». (Es voluntad expresa del Padre Félix de Vegamián, que así consigne la fecha de la entrevista.)
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