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UN «JOVEN» MISIONERO DE SETENTA Y s.EIS AÑOS UNICO SUPERVIVIENTE DE LOS TIEMPOS FUNDACIONALES (1924) HA SUPERADO DOS INFARTOS. CASI CIEGO, RECUPERA LA VISTA DESPUES DE UNA OPERACION. REVENTADO POR EL TRABAJO HA TENIDO QUE SER OPERADO NUEVE VECES DE HERNIA. SOLO SE SIENTE DERROTADO CUANDO PERIODICAMENTE LE ATACA EL ASMA HASTA ANULARLO FISICAMENTE... ¡Y AUN SIGUE EN LA BRECHA MISIONAL... ! -Padre Romualdo, ¿dónde está el Pa– dre Fél ix? -Vete al cerro de Marewa, que allí le encontrarás con un pico, una pala y una mandarria, haciendo el camino con unos indios en la selva para que puedan bajar más fácilmente a la Misión. -¡Santo Cristo! ¿Pero es posible... ? Yo esperaba encontrarle retirado ya de esas faenas. Después de todas las enfer– medades y a su edad, ¿cómo es posible que tenga esa resistencia ... ? -Tú has olvidado, Pacífico, que el P. Félix de Vegamián es más fuerte que las rocas de la montaña de León. Más que el Susarón o Peñacorada. Terminaba de llegar aquella tarde del 29 de diciembre de 1974 al Centro misio– nal de Los Angeles del Tukuko, cuando hice esta pregunta al P . Romualdo, su– perior de la Misión, al no encontrar en ella el P . Félix de Vegamián. Había pa– sado unos días con el P. Adolfo de Villa– mañán en su estación misional de Aya– paina, en el puro lomo de la sierra de Perijá con los indios Yucpas. Aún me dolían las costillas de la solemne costala– da que me había propinado la mula del indio Napoleón . Pero como el tiempo disponible no era mucho, tenía que apro– vechar los días para apurar los trabajos que traía entre manos . Era para mí un 17
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