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¿HAN COMETIDO MUCHOS «ERRORES» ... ? vivir con quienes quieren re– gir. Si es verdad que cada vez se cree menos en aquellos que «Los hemos visto por Ca- dan normas de lo que no vi– racas. Hombres físicamente · ven, los Misioneros han esco– curtidos, con corazón de ni- gido el sistema de vivir com– ños y sabiduría de ancianos. prometidos sin proclamar En sus rostros parecen llevar grandes elaboraciones de teo– plasmados en surcos los con- rías de aculturación . Al fin y fines de nuestra geografía. En al cabo, su misión es religio– sus ojos se refleja el contacto sa, y la religión no es una de la sencillez autóctona de teoría, sino una vida. .. nuestra población indígena. Nuestros antropólogos cientí– ficos se quejan de su igno– rancia académica. Sin embar– go, quien habla con ellos descubre su sabiduría. Poseen la ciencia de la vida real, que es la verdadera ciencia. Hay quienes desprecian la labor de los Misioneros. Son los exponentes del famoso «antropologismo de salón», que poco se compromete a 172 , ' Quisiera hacerme eco de algo que a los Misioneros les debe doler mucho. He leído obras de «antropólogos o in– digenistas». ·Sé que el conteni– do -por lo menos en gran parte- de esas obras ha sido logrado gracias a los Misio– neros que les han prestado la información, que les han ser– vido de intérpretes y hasta han sido sus anfitriones con su hospitalidad tan caracte- Bautiza de dos libros de los PP. Ce– sáreo de Armeffada y Enrique de langaffo sobre temas indígenas. LOS MISIONEROS YLA ANTROPOLOGIA rística. Al concluir la obra he leído con pasmo la conclusión de que los Misioneros están cometiendo grandes errores en el proceso de aculturación del mundo indígena... » Sabemos la importancia de la formación científica y tal vez nunca la conseguiremos con suficiencia. Pero también es verdad que, si todavía po– demos gloriarnos de valores culturales autóctonos, lingüís– ticos y antropológicos, se lo debemos a obras auténtica- mente científicas escritas por los Misioneros, con tesón de héroes y paciencia f rancis– cana. Este pobre comentario qui– siera ser una pequeña señal de admiración a su aportación callada, a su autenticidad, a su verdad . .. Revista «SIC». Caracas, núm. 318

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