BCCCAP00000000000000000000320

EL PATRIARCA ARAYA DICE... INDIOS YUCPA «Maigpore» o sea, el que está arriba, ha hecho todas las cosas y tiene poder sobre todos. No hay más que uno. Se llama también «Tamoryayo». Tiene cuerpo blan– co; pero no se ve. Antes el cielo estaba muy bajo y el sol calentaba mucho; pero «Tamoryayo» se levantó. Muchos animales antes eran también «yuc– pa» o gente; entre ellos el tigre «isho» y los monos «poroto». También el pájaro carpintero «sa- 168 El P. Adolfo de Villamañán con sus «maestros» yucpas en el Tukuko . kurare» era «yucpa». Estando agujereando en el tronco de un árbol, éste 11oró y «sakurare» fue a dar cuenta . a «Tamoryayo». Este fabricó entonces un rancho de palmera y dentro del rancho colocó aquel árbol. Tenía la forma de un hombre; pero no podía ca– minar. «Tamoryayo» le dobló las piernas y los brazos y lo mismo hizo con los dedos de las manos y de los pies. Así hizo «Tamorya– yo» al primer hombre. Se fue de nuevo a la selva y trajo otro palo parecido e hizo con él la misma operación y así quedó formada la primera mujer. Colocó a los dos en el mismo rancho y de ellos nacieron todos los demás hom– bres. Antes todos los «uatía», así llama a los civilizados, eran indios y todos los indios «uatía» y todos son «yucpa» o gente. Cuando «Tamoryayo» hizo al primer hombre y a la primera mu– jer se volvió otra vez al cielo. Los primeros hombres tuvieron muchos hijos. Cuando murió el primer hombre después de ir adonde es– taba «Tamoryayo» se volvió con éste a la tierra y trajo un agua especial y llamó a uno de sus hijos y les dijo que todos los que se mojasen con el agua que él les daba, no se morirían nunca; pero el que lo oyó no hizo caso y los otros hombres que estaban más lejos no entendieron lo que se les decía . Entonces el que era padre de todos tiró el agua y se fue; por eso ahora todos los hombres se mueren. Cuando se muere un indio deja su cuerpo muerto «yupu ekane»; pero él se va de viaje. Entonces se llama «seriptu», que es como «okatu» o espíritu que no muere. El indio muere, porque le mata «karavu». El cuerpo muerto del indio lo envuelven o embojotan con hojas y lo colocan mirando a la parte por donde sale el sol. Los que vivían con él en el rancho abandonan éste y se van a vivir a otra parte. Se pasan un día entero tocando unas flautas que fabrican con las tibias de otros muertos. Los familiares lloran; pero los de– más beben chicha y se emborra– chan, porque no es cosa mala el morir. Pasados tres días desde que lo embojotaron lo transpor– tan a un rancho especial y cuelgan allí hasta que quedan sólo los huesos y el rancho se deshace. Todavía durante algún tiempo vuelve el «seriptu» del indio a su rancho a ver cómo están sus cosas. Cuando el rancho se estropea o es habitado por otros, entonces se marcha definitivamente. El «seriptu» se marcha como el viento «taputare» por las nubes. Si es bueno camina hacia oriente; pero si es malo es arrastrado por «karavu» hacia el occidente y lo lleva para meterlo en una olla grande «karav pagshkiri». Los in– dios que matan a otros sienten más el fuego; los demás indios malos están en otra parte de la olla. Los indios buenos van con «Tamoryayo», que es muy bueno. Los indios viejos vieron a «Ta– moryayo» y hablaron con él. También algunos vieron a «Kara– vu». Este tiene cuerpo negro, ca– mina por la noche y no se ve. «Tamoryayo» puede más que «karavu». Antes también «karavu» era bueno; pero una vez que «Ta– moryayo» llamó a todos los «oka-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz