BCCCAP00000000000000000000320

El indígena Pedro Krisólogo el día de su primera comunión. LOS MISIONEROS SON CALUMNIADOS ENEL CONGRESO DE DIPUTADOS LOS DEFIENDE UN INDIO GUARAUNO (Septiembre 1974) .«En vista de los indignos ata– ques y burdas calumnias de que, por parte de algunos Constituyen– tistas, fueron víctimas los Padres Capuchinos Misioneros del Caroní 156 en la sesión de ayer, me siento im– pelido por un deber de conciencia a salir por los fueros de los Misio– neros y por los fueros de los misio– nados. En una palabra: por los fueros de la verdad. Como indio guaraúno de pura cepa que soy, de abuelos y padres, y de familia netamente guaraúna, y óiganlo bien, EDUCADO UNI– CA Y EXCLUSIVAMENTE POR LOS MISIONEROS Y MISIONE– RAS DEL CARONI, no puedo menos de alzar mi grito de pro– testa, enérgica y espontánea, con– tra esas soeces calumnias. Con ese vigor y energías reque– ridos para destruir falsas y deni– grantes imputaciones, vengo yo respaldado por luengos años de mi vida transcurridos al lado de tan abnegados Misioneros, oyendo sus sabias enseñanzas; respaldado, diré, por la experiencia de día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto, segundo tras segundo, vengo a afirmar que siempre han cumplido con su deber de APOS– TOLES Y MAESTROS. Y revestido por la experiencia de estos largos años, sin temor a ser desmentido ni contradicho por nada ni por nadie . DECLARO: SON CALUMNIOSAS ESAS IMPUTACIONES, E INDIGNAS DE UN REPRE– SENTANTE DEL VIRTUO– SO PUEBLO DE VENEZUE– LA, LAS QUE AYER LAN– ZO CONTRA NUESTROS PADRES MISIONEROS. Nuestros Padres nos han inculcado los dos amores que encierran en sí todos los de– beres de un buen ciudadano: el amor a DIOS y el amor a la PATRIA. El amor a Dios es el que nos da el valor necesario para cumplir o proceder de acuerdo con nuestra conciencia. El amor a la Patria nos lleva a la fidelidad debida a las leyes de la nación y al res– peto debido a los dignos go– bernantes . Desde que los Padres Mi– sioneros se han venido a vivir entre nosotros, a participar de nuestras miserias, a sembrar en nosotros la semilla de una moral recta, han disminuido crímenes que nuestras leyes castigan severamente, pero que esos castigos jamás los desarraigaron. Han disminuido los homi– cidios, los adulterios, la poli– gamia, los hurtos, las ven– ganzas mortales y todos los vicios que reinaban en nuestro salvajismo. Amamos a Venezuela por– que la conocemos. Ese cono– cimiento, ¿de qué fuente nos viene, sino de los labios y en– señanzas de los Misioneros? Prueba de que amamos a la gente «criolla» que hasta el día de ayer considerábamos extranjera, advenediza y ene- miga nuestra; pero al saber que teníamos ambos la misma tierra por habitación, nos unimos con un lazo sincero, afectuoso. Pero no creáis que esa amistad nació espontánea– mente de nosotros. No. Esa fraternidad y ese trato fue sembrado en nosotros por los Misioneros, únicos hombres que sabemos nunca nos han engañado, ni nos engañan, ni nos engañarán. Ahora bien: si algún día fuese removido el Misionero, os afirmo que de nuevo exis– tirían las antiguas tiranteces que antes de llegar ellos, . los Misioneros, existían entre in– dígenas y criollos que muchas

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz