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presos comunes. Por gestiones de los abogados se consiguió que el Padre fuera sacado de aquel lugar infaman– te. Por certificado médico, en aten– ción a las condiciones de su salud, fue trasladado al Hospital de la Chi– quinquirá, en condición de preso, y seguido y vigilado a todas partes por policías uniformados. CALVARIO DE SUFRIMIENTOS Y CRUCIFIXION MORAL DEL P. LUIS Como jalones de este doloroso cal– vario, el P. Luis iba recogiendo los artículos recortados de los periódicos que hablaban de «su caso». Cuántos chóferes, con mucha mayor culpabi– lidad que él, habían logrado evadir la cárcel aflojando el dinero de sus carteras y comprando a aquellos far– santes proclamadores de la justicia contra el Misionero. La calumnia, la incomprensión y la injusticia, iban minando su salud que el sufrimiento moral había de desmoronar. En los meses de su prisión en el Hospital, ejerció su sagrado minis– terio con abnegación y caridad ver– daderamente ejemplares. ¡Cuántos de los enfermos que murieron en este tiempo asistidos por él deberán su sal– vación al Misionero Capuchino «ase– sino», «español», «contrabandista» y «franquista» ... ! El 18 de abril el P. Luis recibió una visita inesperada. El entonc~s pre– sidente de la República, don Rómulo Gallegos, fue a visitarle al Hospital, asegurándole al Padre que sentía mucho «su caso» y que daría órdenes para que -siempre dentro de la ley– se activara favorablemente el asunto. El 17 de junio, el Fiscal Público, doctor Alberto Vera, entregó al Juz– gado su dictamen, probando que el PADRE LUIS ERA INOCENTE Y ESTABA EXENTO DE CULPABI– LIDAD EN EL ACCIDENTE SU– FRIDO. 150 «NO SE OCUPE MAS DE MI. PRESIENTO QUE VOY A MORIR» Por fin, el 20 de agosto, el Tribunal fallaba que no había lugar a juicio. Faltaban horas solamente para que el P. Luis fuera puesto en libertad . Pero no sería la «libertad caprichosa» de los hombres. Este mismo día recibía la visita de un buen amigo que se había intere– sado mucho en su favor. Después de darle las gracias, le dijo: «Es pre– ferible que no siga usted ocupándose más de mí. No se empeñe en trabajar contra lo inevitable. Presiento que moriré muy pronto, víctima de la in– comprensión de los hombres». El sábado 21 de agosto, después de pasar una noche intranquila, se le– vantó a las cuatro de la mañana para celebrar la santa Misa. Le faltaron las fuerzas y sólo pudo dar la comu– nión a unas Hermanas de la Comuni– dad del Hospital. A las tres de la tar– de él mismo pidió que le fueran ad– ministrados los últimos Sacramentos. Y a las seis, después de una rápida agonía, era ya cadáver. Mientras la Corte Suprema del Zu– lia redactaba el auto de rehabilitación y liberación del P. Luis, éste moría en el Hospital de la Chiquinquirá, muy cercano al edificio de la Corte Suprema. Era el día 21 de agosto de 1948. Tenía solamente 37 años de edad. Hacía solamente dos años que había llegado a la Misión de la Gua– jira. Por disposición de Monseñor Turrado Moreno, Vicario Apostólico de la Misión, fue llevado a enterrar al cementerio de Machiques. Primer Centro Misional de Guarero. ... ¿DE QUE MURIO EL P. LUIS DE JABARES... ? Ciertamente, las heridas recibidas en el accidente no fueron para causar la muerte a una persona joven sana y fuerte, como era él. Unr dicen que murió de fiebre pe1.iiciosa... Otros, aseguran que de hematuria. Pero los que le conocimos personal– mente y vimos todo el proceso de su calvario, decimos que murió de dolor, de sufrimiento por la calumnia y la injusticia que contra él se cometió . Murió ASESINADO por las espadas, las lenguas y las plumas que envene– naron el ambiente, la radio y la pren– sa, contra la Religión, contra el sa– cerdocio y contra el Misionero. El P. Luis fue un fervoroso y sacri– ficado misionero, sencillo, humilde y afable. Poseía dotes especiales para la catequesis, y estaba aprendiendo el idioma guajiro para que sus minis– terios de apostolado fueran más efi– caces. Ahora la tierra guajira está regada con la sangre de un mártir misionero. Muchos indios guajiros invocan con– fiadamente al «SANTO PADRE LUIS». Fue el primer mártir de la recién fundada Misión de la Guajira. Desde entonces, nuestra Misión tiene un intercesor en el Cielo.
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