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EN ESA DE RONCESVALLE S Don Francesillo de Zúñiga supone que hay una porra, aunque no de Roldán, sino de su amigo y prudente consejero Oliveros, muerto también en Roncesvalles, en brazos del amigo. Dice nuestro bufón refiriéndose al duque de Alba: «Murió este duque en Pamplona, año de 18. Fue enterrado en un pipote de lenguados en escabeche de don Antonio de Fonseca, y colgado en Roncesvalles, cabe la porra de Oliveros» 49 . Según Ramón Menéndez Pidal, en el siglo XVII el sacerdote boloñés Domenico Laffi, peregrino de Compostela, entre los recuerdos de Roncesva- lles describe nuestra espada de la armería real, notando la hendidura de un palmo que tiene en la hoja y que dice se hizo cuando Roldán moribundo, queriendo romper la espada, cortó la peña en Roncesvalles 50 . Prescindamos aquí de recuerdos folklóricos alusivos a Roldán a propó- sito de piedras gigantescas o hendidas y de otros fenómenos de la natu- raleza. CANTAR DE RONCESVALLES Pero no podemos dejar en el olvido aquella preciosa reliquia que el capuchino alavés P. Fernando de Mendoza encontró casualmente en el Ar- chivo General de Navarra. La noticia del hallazgo pasó por Carlos Maricha- lar a Amado Alonso, y el de Lerín se la trasmitió a don Ramón Menéndez Pidal que la recibió con gozo inmenso. Se trataba de un fragmento de un cantar de gesta hispánico de asunto francés con resonancias de la Chanson de Roland. Los cien versos conservados en la hoja nos hacen asistir a la lamentación de Carlomagno ante los cadáveres de sus fieles, comenzando por el de Roldán, su sobrino 51 . catedral. Para Valencia, véase Pedro de CIEZA DE LEÓN, La guerra de Quito, NBAE, tomo 15, Madrid, 1909, pág. 218b. Para Toledo, véase Melchor de SANTA CRUZ, Flo- resta española, parte V, cap. IV, De labradores, I, Bruselas, 1614, págs. 247-248. A la abadía de Roncesvalles hay alusiones en las Carlas de algunos PP. de la Compañía de Jesús sobre los sucesos de la Monarquía entre los años 1634 y 1648, "Memorial Histórico Español", tomo 18, págs. 466 y 469. De cura de Palacio el ascenso ordinario es a abad de Roncesvalles o a obispo. El Abad de Roncesvalles pata a Obispo de Mondoñedo, y la abadía de Roncesvalles se la dan a un navarro. 49 Crónica, cap. 39, BAE, tomo 36, pág. 30b. 50 Cantar de Mio Cid. Texto, Gramática y Vocabulario, tercera parte, 4.' edición, Madrid, Espasa-Calpe, 1969, págs. 664-665. Julio ALTADILL rebate el repetido error de que la Durindana, es decir, la espada de Roldán, se encuentra en la real armería de Madrid, en su artículo La supuesta Durindana de Roldán, en el "Boletín de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra", núm. 11 (1920), págs. 69-72. 51 Véase Ramón MENÉNDEZ PIDAL, Roncesvalles. Un nuevo cantar de gesta español del siglo XIII, "Revista de Filología Española", núm. 4 (1917) págs. 105-204. Entre los grabados que ilustran la obra de José María LACARRA, Historia política del Reino de Na- varra, desde sus orígenes hasta su incorporación a Castilla, vol. I, Pamplona, Ed. Aran- zadi, 1972, pág. 37, puede verse el primer folio de la hoja del cantar. [17] 51

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