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clre, pero una seña del miliciano me hizo retroceder. De la declaración del Padre no pude oír una palabra. Por la misma puerta que entró él entré yo también, muy contento porque creí encontrarle allí; pero en la celda que me metieron a em– pujones sólo encontré a un joven , que me saludó muy amablemente. A continuación me dijo: "Yo soy falangista ." "Yo, fraile" , le con– testé. "Entonces a los dos, a las cuatro de la mañana .. .", y se pasó la mano por el cuello. Efectivamente, a las cuatro de la mañana se oyó un gran ruido de automóviles; pero no pude ver nada. Por mí se interesó un vasco, quien, después de hacerme muchas preguntas, me sacó de la celda. A las cinco de la mañana entré en la Dirección General de Seguridad. Aquélla estaba completamente llena de gente, sobre todo de sacerdotes y religiosos. Recorrí a toda prisa buscando al Padre Fernando; allí encontré al teniente coronel. Al vernos, a una nos hicimos la misma pregunta: "El Padre Fernando? ... " Yo no hacía más que llorar, pero en voz alta; no lo podía evitar. El teniente coronel repetía : " ¡ Qué pa– dre más santo, pero qué santo!" El Padre Fernando no se encontraba en la Dirección General de Seguridad, porque el gran ruido de automóviles que el hermano oyó a las cuatro de la madrugada era la señal manifiesta de que muchos de los dete'nidos eran llevados al sacrificio, y, entre ellos, al Padre Fernando Olmedo de Santiago, quien , por amor a Dios, por amor al sigilo sacramental, por amor a su sacerdocio y por ]a declaración hecha de su condición de religioso capuchino, corno racionalmente puede suponerse, ya que momentos antes de presentarse al mal lla– mado tribunal dijo al hermano fray Roberto que había que declarar que eran religiosos capuchinos; fue martirizado por odio a Dios y a cuanto tenía sabor cristiano, por parte de los asesinos, recibiendo la corona de la inmortalidad y la palma del martirio en la madrugada del día doce de agosto de 1936, en el cuartel de la Montaña . Pruebas de la muerte violenta del Padre Fernando son el retrato de su cadáver y las notas de identificación prescritas, éstas y aquéllas tomadas en el Depósito Judicial del cementerio de la Almudena e1 día catorce de dicho mes. Además consta por documento oficial, que a -79 -
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