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pues hay que repetirlos y por diferentes procedimientos para adquirir la certeza moral de que han desaparecido tan terribles como diminu– tos enemigos; es, sin embargo, un dato de importancia. Además, por prescripción médica doy paseos cada dia más lar– gos; ayer pasee nueve kilómetros, y esta mañana cinco de un tirón y a paso largo sin el menor cansancio y sin exceso de temperatura... En vista de todo esto, el médico director ha dicho que puedo muy bien ir para Navidades a El Pardo, a condición de continuar allí la cura por espacio de seis meses, dada la excelente situación de Gquel con– vento." ("Epistolario orientador", pág. 420.) De hecho encontramos al Padre Fernando en el convento de El Pardo el 22 de cliciembre, desde donde felicita las Pascuas de Navidad a su madre y hermanos, comunicúndoles que sigue el mismo método curativo que en el sanatori o; y a su hermano José le dice que "duda mucho que allá (en Colombia) hubiese obtenido una curación tan rá– pida como la he conseguido en el sanatorio y aquí (1). Y a,1ado aquí, porque en los nueve días que llel'o en el convento he aumentado 2.300 gramos, habiendo llegado ya a los setenta kilos justos. Gracias, sin duda, a la satisfacción de estar ya entre mis hermanos de religión. " ("Epistolario orientador", pág. 422.) El Padre Fernando se sintió bastante repuesto y curado como nunca lo había estado; así se lo comunica a la familia el 25 ele sep– tiembre ele 1918. "Sus gratísimas del diez y del doce llegaron a mis manos momentos antes de entrar en ejercicios con esta Comunidad. Ayer sa limos después de nueve días de retiro. En vez de perder en ellos corporalmen,te, todavía gané setecientos gramos. ¡ Ya ven la pe– nitencia que hago! Aunque no pueda asegurar que esté realmente cu– rado , me encuen,tro mejor que el año pasado, y como si nada hubiera ccurrido, a pesar de que el aí'ío anterior por este tiempo estaba ha– ciendo vida de príncipe en el sanatorio." ("Epistolario orientador, pá– gina 439.) (1 ) Algún religioso residente en Venezuela, y mús concretamente el padre Bienvenido de Carucedo, mús tarde obispo, apuntó la idea ele la posible cura– ción en Colombia. - 56 -
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