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X PROCESO VOCACIONAL POR LOS SENDEROS DEL POVERELLO DE ASlS Muy copiosos debieron de ser los frutos espirituales alcanzados por Fernando y su compañero de peregrinación a Roma. Para con– firmarlos y para obtener luces del cielo en orden a su futuro se reti– ran a la soledad y allí se le comunica a Fernando la volu'ntad divina ele que abrace el estado de perfecta caridad. El no rehuye la invi– tación, sino que valiente y resueltamente pronuncia el sí definitivo, y en el co·nvento ele Lecároz, residencia del capuchino amable y simpá– tico conocido en Zaragoza, se queda definitivamente. Adivinará el prudente lector la dolorosa impresión que causó en toda la familia Olmedo la resolución tomada por Fernando de que– darse en el claustro , ya que antes de peregri'nar no dio señal alguna de tal determinación. Por lo mismo, las primeras cartas recibidas de su familia en Lecároz fueron para él sumamente dolorosas , pero supo defenderse respetuosa y resueltamente ante los razonamientos de su padre y hermanos, como lo demuestra en varias de sus cartas. El 9 de 'noviembre de 1900 escribe a su hermano Mariano lo si– guiente: "Acabo de recibir tu discretísima y sesuda carta (6 / c.), y no puedes figurarte cuánto me ha apenado la relación de los efectos que a nuestros queridos padres y a vosotros ha causado mi resolución. También a mí me ha costado muchas lágrimas y no pocos sinsabores; - 33 -