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Spezia, Pisa (cuya torre inclinada vimos al pasar), Civitavecchia, atra– vesando diagonalmente la Italia y tocando a Fl01·encia, Bolonia, Fe– rrara y Padua. En Venecia estuvimos un día , pero fue tan bien: aprovechado, que hemos visto lo más importante de la ciudad. Recorrimos de un extremo a Oltro el Canal Grande, que atravlesa la ciudad, y pasamos en ligera góndola, que apenas tocaba la superficie de las aguas, por el laberinto de canales que forman la calles de la, reina del Adriático. Vinms la Basílica de San Marcos, que es uno de los templos más por– tentosos (¡y cuente que veníamos de Roma!); subimos a la torre , desde donde se divisa a vista de pájaro el hermoso panorama, único en el mundo, de una ciudad que parece brotar del seno de las aguas. Estu– vimos en la sin par plaza. de San Marcos, que es la mejor que hasta ahora he visto, y no creo ave111turado decir que es la más he•rmosa del mundo. En la Piazetta, que ostenta el suntuosísimo palacio de los Dux; en varias fábricas de cristal y de mosaico, que constituyen la principal industria de la ciudad y ofrecen una riqueza. deslumbradora de productos; en la amenísima isla de Lido, cuyos paseos y jardines son el paraje preferido de la elegante sociedad veneciana; en varias iglesias y en otros interesantes monumentos que es imposible detallar. Bien puede asegurarse que no hemos perdida un minuto en la opu– lenta ciudad, que cuenta con veinte mil casas; mil palacios suntuo– sos y cuatrocientos puentes, algunos de ellos (el de Rialto) tan an– chos, que por encima de él pasan tres calles y dos filas de tiendas concurridísimas... Y al fin, después de haber visto muchas de las cosas más notables del mun~lo, nos hemos decidido ambos compañeros de viaje a hacer ejercicios espirituales para asegurar más los frutos del Jubileo . Y al efecto nos hemos venido al convento de capuchinos de Lecároz, que casi nos cuadraba en camino, pues sólo dista de Irún cuatro, horas de automóvil y que es la residencia de aquel padre rnpuchino que fue nuestro compañero de fonda y nuestro guía en Zaragoza." ("Epis– tolario orientador", págs. 18-19.) - 31-
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