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plática. Las pláticas del segundo autor, las restantes del manuscrito, comien- zan con la designación en castellano del domingo o fiesta que se celebra. Viene luego un texto en latín en la línea siguiente. En línea aparte escribe la palabra Gaya «materia». En la siguiente da un resumen en euskera de la materia de que va a tratar. Finalmente, comienza la plática. La formación cultural que muestra el autor -nos referimos sobre todo al segundo, por carecer de datos del primero-, deja algo que desear. Por de pronto, son frecuentes las erratas que comete en los textos latinos -PO- drían atribuirse al copista más moderno o de la segunda grafía, tal vez-; algunas de ellas resultan chocantes, como cuando escribe «Estrema (sic) gaudii lectus (sic) occupat» (Prov. 14, 13 ) , en que tenemos lectus «lecho» por luctus «llanto» (460) . Se dan anacronismos, como el de presentar al rey Antíoco llevándose de Jerusalén en la época de los Macabeos cruces y viriles de oro ( 565 ) . No faltan los errores históricos, pues califica de rey a Job ( 70 ) y al hijo de la viuda de Naím lo llevarían a la iglesia (480) -en lugar del cementerio-. Encontramos San Merino (471) por San Marino, Démocles (454 a 456) por Dámocles y Loibicea ( 53 ) por Laodicea -pero Laodicia luego (54)-. En cuanto al ambiente de las pláticas, uno se cree a veces hallarse en el apogeo de las luchas con los turcos o de la fiebre del oro de las Indias. A los turcos los califica de Turco tzarrac «los espantosos turcos* (304) . La gente del mundo afronta toda clase de peligros en el mar para ir a las Indias en busca de oro: ~(mundutarrac.. ichasoco perill guciac igaroaz joaten badira Indietara urre puscabat (sic en una palabra). . . » ( 21 ) . Esto dice el primer autor. Y el segundo autor nos hace vivir en un mundo de virreyes y encomiendas ( 202 ) ) en una época en que el indiano regresa a España: «Indietatic Españiara datorren Ir,dianoa» ( 379 ) ; y antes nos ha presentado a otro indiano «Indiano batec.. .» (339) . O es una rica flota la que vuelve «Flota aberats bat Indiatic (sic) datorren ... » (476) . No falta el pobre soñador que se imagina dueño de todas las riquezas de las Indias «pobre onec ames eguiñagatic Indietaco ondasun gucien jabe dala.. . » ( 38 ) . En el campo de las diversiones en general y de las danzas en particular, hay que decir que se muestra muy severo y rígido. La emprende contra los que se convierten en tabernaco euli «moscas de taberna* ( 35 y 95) . No ve cosa buena en los que se entregan a la danza, y condena a los que andan festaz festa, ta danzaz danza «metidos en fiestas y bailes» ( 45 ) . Ataca en especial las danzas de mozos y mozas, como dice él: nesca-mutillen danzac (205) . Vuelve a anatematizarlas en expresiones como danza galgarri «bailes perniciosos» (263) , y mide con el mismo rasero a los asiduos a tabernas, juegos, bailes, fiestas y diversiones, que él agrupa en la pág. 445 así: «taber-

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