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LA OBRA La obra es una colección de pláticas u homilías. Podemos considerarla dividida en dos partes, por haber dos autores diferentes. La primera parte contiene cuatro pláticas -denominación esta que emplea el autor de la se- gunda parte en varias ocasiones: págs. 282, 311, 494, 505, 524 y 552, por ejemplo-, y corresponden a los cuatro domingos del tiempo de adviento. La segunda abarca el resto del libro, tratándose por lo general de pláticas para los domingos del año, más para algunas festividades del Señor y de algunos santos. Faltan las pláticas del cuarto domingo de adviento, de los domingos siguiente a Navidad y anterior a Epifanía, de la Sagrada Familia -pero la homilía del primer domingo después de Epifanía versa sobre la Sagrada Fa- milia-, de los cuatro domingos de cuaresma y del de Pasión; las de San José, del domingo siguiente a la Ascensión del Señor, Corpus Cristi, San Pedro, del domingo después de Pentecostés, Santiago Apóstol, Asunción de Nuestra Señora o Virgen de Agosto y de la Inmaculada. No hay, pues, nin- guna plática para las fiestas de la Virgen. En contrapartida, hay pláticas para fiestas que ahora están suprimidas: San Esteban, el día 26 de diciembre; San Juan Evangelista, el día 27 de diciembre, y segundo y tercer día -lunes y martes- de las Pascuas de Resurrección y Pentecostés. El tema suele versar sobre el evangelio de la misa del día. A veces se apoya también en la epístola, combinando sus ideas con las del evangelio; por ejemplo, sucede esto en el domingo primero de adviento, la fiesta de San Esteban y otras muchas veces. En ocasiones, hace breves comentarios sobre las tres oraciones de la misa, como los domingos segundo y tercero de adviento. El domingo de la Santísima Trinidad comenta dos epístolas y dos evangelios, y, en cambio, para la fiesta de la Circuncisión del Señor prescin- de de los mismos. El euskera que emplean ambos autores es excelente, a nuestro enten- der, sobre todo el del segundo. Nos referimos con esto al aspecto de domi- nio de la lengua, principalmente; sin que escaseen los bellos pasajes, como cuando el demonio apostrofa al pecador. Se trata de euskera del dialecto guipuzcoano. La estructzlra varía de un autor a otro. En las cuatro primeras pláticas, obra del primer autor, en el centro de la página, arriba, se traza una sencilla cruz. Viene luego en otra línea la designación, en castellano, del domingo o fiesta que se conmemora. Sigue un texto en latín, tomado del evangelio del día y que encierra la idea nuclear del mismo. Finalmente, comienza la

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