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habiendo otras 28 en blanco. Hay un error de paginación 2. Las páginas miden 222 x 155 mm. Hállase encuadernado con las tapas de otra obra, tal vez; y lleva grabada, como título, la palabra «Sermoyac» en el lomo. Dos hojas con el índice de pláticas escrito a máquina y con la ortografía de Euskaltzaindia han sido pegadas al final. Contiene las pláticas de dos autores. Del primer autor son las cuatro primeras pláticas, dedicadas a las domínicas de adviento y que ocupan de la primera página a la veintinueve -hay en medio algunas en blanco-. Las demás pláticas, desde la página 33 hasta el final, son del que llamamos segun- do autor, y las detallamos más adelante. El papel que emplea muestra al trasluz la marca de agua, que unas veces es URANGA y otras un signo parecido a una concha. La ortografia es la que se espera en la época en que suponemos se compuso la obra. Comparamos a continuación los grafemas que se usan en la actualidad, que colocamos a la izquierda, con los del manuscrito. b: aparece en el manuscrito con b o u, como vici y bide; g: la oclusiva gutural sonora se expresa con g seguida de a, O, 51, O de ue, ni, como gaizto, gogo, gure, guero, eguiaz; k: con c seguida de a, O, u , con c al final de palabra, con qu y a veces con ch, como echeco, lanac, Torquato, christaua; h: aparece al principio de palabra de vez en cuando, como hume, hoec; j: con g seguida de e, i, o con j seguida de cualquier vocal, como euange- lio, jauna; 11: aparece incluso en posición final de palabra y aun dentro de ella al final de sílaba cerrada, como humill, ill, illtcen; u: a veces se escribe con u, como urlia; x: con ss y con is, como ausse, auise, gaisotu, gassotcen; el primer autor emplea el grafema x ; i: emplea en ocasiones en su lugar y, deshaciendo el hiato, como arzayac, pero arzaiai, gaya, celayan; 2: con c seguida de e, i, o, con z seguida de a, O, U, como guciac, zabaldu; 2 La numeración salta de 276 a 278, sin que se dé ninguna página en medio. Por io demás, las páginas han sido numeradas por una mano moderna, con tinta negra, siendo la empleada en las pláticas de color castaño. 3 Hablamos de pldticas en lugar de sermones u homilías, porque así las califica en más de una ocasión el autor de la segunda parte.

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