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E. ZUDAIRE En definitiva, que ápenas podemos ofrecer algún ejemplo de aquellos con– venios municipales, de naci6n a naci6n, anterior al siglo XVII. Quizá no abun– daron, aunque ninguo de los que hemos visto se presente como el primero concertado. Alguna grata sorpresa puede reservarnos el archivo de protocolos de Pamplona, que algún día se hará accesible. Entre los más antiguos acuerdos, de los que aún se conservan actas, pode– mos citar el convenio arbitral de 1443, entre el monasterio de Urdax y los mo– radores y granjeros de Zugarramurdi, por el que se reconocía al abad y can6- nigos, desiempre acá, el derecho de otorgar y vedar facerías; el facero de 1482 entre Baztán, monasterio y Zugarramurdi; el ya comentado de 1505 entre Baztán y Valderro; el acuerdo de entradas y salidas con Bidarray (1519), la avenencia con el prior de Velate (1530), la facería con Osses (1547), la firmada con la villa de Maya (1560-1561), perpetua como la de Osses, y la solemnísima y definitiva sentencia arbitral de 1584, por la que se deslind6 y amojon6 el tan discutido «término redondo» o propiedad rústica del monasterio de Urdax; hay un convenio de prendamiento de ganado con pueblos de la tierra de Labort (1587) y se cita (sin acta) una facería con Sara del año 1589. Aunque, con un grato romanticismo, se haya elogiado la autonomía polí– tica y administrativa de estas repúblicas pirenaicas 9 4, nunca fue tanta que la acci6n central gubernativa las tuviera en offside. Cierto que, como en cual– quier otra regi6n del mundo, la edad moderna ha ido triturando privilegios con sus galopadas. A la participación esporádica en acciones bélicas, sucederán otros empeños más permanentes, aunque aureolados con la hidalga elegancia del servicio voluntario, por lo menos duránte la Monarquía austríaca. Desde la declaraci6n de guerra entre Francia y España (1635), Baztán se verá enre– dado en la guerra fronteriza que le mantiene en guardia, cuando no en lucha, hasta los tiempos de Carlos II. A 22 de octubre de 1637 escribirá el Valle a Felipe IV: que, desde que en octubre de 1636, entraron las armas reales en Labort 95 , los baztaneses venían montando guardia con más de 800 hombres en los puestos avanzados y escaramuceaban y hacían correrías por Sara, Ezpe– leta, ltsassu (Itxassou); desplazaban a los franceses del castillo de Mondarrán y, de noche, se traían preso a Errazu a todo un cuerpo de guardia enemigo. El enemigo, por su parte, les había llevado muchas reses de las que estaban en los pastos 96 • La acci6n emprendida contra el francés, en julio de 1639, re– son6 en las cr6nicas coetáneas de Castilla y puso en vibraci6n a las Cortes navarras todavía el año de 1652 97 • Extrañas circunstancias para rubricar paces; aunque por paradoja se diera el hecho, a fines de ese siglo XVII, de luchar 94 WE~ORTH WEBSTER: Les Loisirs d'un étrruiger au Pays Basque. Chnalons-sur-Sao– ne, 1901, p. 24-32: "Les Basques"; y cap. V: Le mot "republique" dans les Pyrénées Oc– cidentales. 95 Es la llamada "interpresa pirenaica", dirigida en un principio por el Virrey de Navarra, Marqués de Valparaíso. E. ZunAIRE: Planos navarros del siglo XVII. Valle de Baztán y Villa de Maya... "Lecároz", 2.ª época, 3 (1952), pp. 33-42. 96 "En 22 de agosto de 1637. Señor, la tierra y Valle de Baztán dice... " Borrador. A. B., carp. Quinto Real (3). 97 Pellicer y Tovar, Avisos, 2 de agosto de 1639. C. J., III, 306-307. Novissima Re-– c.opilaci6n de las Leyes del Reino de Navarra, Hb. I, tit. 2, ley 69. Ed. Aranzadi, Pamplona, 1964, vol. I, p. 142. GoYENECHE, JvAN DE: Executoria de la Nobleza, Antigüedad y Bla– sones del Valle de Baztán... Madrid, lmpr. de Antonio Román, año 1685, s. n. 186 [ 62]

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