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FACERÍAS DE LA CUENCA BAZTÁN-BIDASOA tés, Marqués de Valdegama. De acuerdo con la petición del Gobierno francés se· accedió a nombrar una Comisión mixta «de expertos y extraños enteramen– te a las cuestiones que se iban a ventilar», la cual, tras visitar personalmente las zonas en litigio y deliberar pausadamente sobre el caso, elevaría un informe a los Gobiernos ·respectivos. Con vergonzoso servilismo y frases no muy coordinadas elogia nuestro Consejo de Estado la actitud del Emperador Napoleón 111, que «más justo con la España que su predecesor, movido de los sentimientos de justicia que guían siempre su conducta, reconociendo desde un principio el fundamento de las quejas del Gobierno de la Reina, comenzó por dar una prueba de sus buenas disposiciones manifestándose dispuesto a negociar este asunto a pesar de que debía constarle que en él la razón y el derecho no estaban de parte de la Fran– cia» 79 • Cuando no se tiene derecho alguno, se inhibe, no se negocia. Y cuando se topa con un contrincate acomplejado, se le saca el entresijo. El nuevo alcalde de Baztán, Pedro M.ª Hualde, no menos receloso que sus predecesores con cada negociación internacional, insiste ante las Cortes espa– ñolas en la observancia integral del Tratado de 1785, como remedio de tantos entuertos. ccAhora mismo acaba de construirse una borda por franceses en la falda del monte de Urquiaga hacia España a mucha distancia de los mojones del tratado de Caro y Ornano y de las vertientes» 80 • Inició sus trabajos la nueva Comisión por donde los habían interrumpido los dichos mariscales: por la Navarra oriental; pues si bien habían llegado a determinar límites en aquella zona fronteriza, su labor ,realizada en 1877-1878, quedó archivada en los respectivos departamentos ministeriales por obra y gra- cia de la Revolución francesa. · Roncal y Baretous habían respetado los límites de Añalarra a peña de S. Martín fijados en 1375 por la sentencia arbitral de Ansó. En cambio la de– hes1:1, de Ardane, que por las concordias de 1673 y 1695 -se añade en la Me– moria ya citada del Ministerio de Estado- había sido adjudicada al valle de Roncal, fue invadida por los souletinos, a partir de 1715, así como el terreno llamado Guimbaleta; que, por inhibición del Gobierno español, fue inscrita, como Ardane, en los catastros franceses. Análoga situación, y por las mismas razones, fue la de las Bezulas y demás propiedades de Leyre en ultrapuertos, como Arlotica, invadidas y ocupadas a favor de la guerra. Las Algas o Itur– chara, al sur del Ori, hasta el río Urbeiche, habían sido adjudicadas a Salazar por sentencia de 1745. En 1762 los de Salazar concedieron al valle de Soule, sin que se sepa el motivo, derecho de pastos en dichos términos hasta la regata de Erreca-idorra o regataseca. Pero los suletinos lo registraron como propiedad suya y avanzaron con su ganado, :pese a la resistencia de los salacencos, hasta la montaña de Malgarra. El bosque del lrati, comprendido entre los afluentes del río de su norr1bre, Urbelche e Idaibea, reclamado coµio propio por el V. de Salazar, no pareció a los Ministros Plenipotenciarios españoles un derecho tan evidente, pese a la ' . ' 79 Tratado de límites 1856, MEMORIA del M. de Estado, capítµlo 8. so "Súplica a las Cortes Constitµyentes", presentada mediante los Diputados de Na– varra. Carta ·a Erro, Burguete y RoncesvallC:ls para que se adhieran a ella. Elizondo, 10 de diciembre de 1854. A. B., Q. R.. (S¡. ' . f 2l J 81

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