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E. ZunAIRE .to; pero que de ninguna manera deberían abusar los pastores fraceses de esta tolerancia temporal ni extender su ganado a gozar el terreno de Baztán fuera de aquella. previa línea del casco» 10 • Solución interina, en tanto los respectivos Gobiernos llegaran a un acuerdo: solución que desaprobó la Junta del Valle y que los pirenaicos franceses convirtieron en diafragma del Tratado de 1785, según sus particulares intereses. Llegó en su ingenuidad el Prefecto de los Ba– jos Pirineos a interpretar «aquella temporal tolerancia» como derecho de facería en favor de sus administrados, con gran indignación de los baztaneses que re– plicaron no tenecer facería alguna con ellos ni reconocer «más tratado que el de límites entre Francia y España del año de 1785», que aldunanos y baigo– rrianos se empeñaban en quebrantar, con nuevas invasiones en territorio de Baztán y Erro 11 • A las reiteradas y desesperadas reclamaciones del alcalde de Baztán, Francisco Dolagaray, responde el Gefe Político de Navarra que, por Real Orden de 28 de febrero de 1845, se le prohibió terminantemente toda intervención directa en aquél violento estado de cosas, por haber juzgado el Gobierno, de su exclusiva competencia, «reclamar la observancia de los trata– dos». Su misión se reducía a informar a la Corte. Aquello parecía sonar a desamparo. Hasta los propios gobernantes españo– les debieron desconcertarse cuando el Ministro francés de Estado, Mr. Guizot, les dio a entender, mediante nuestro Encargado de Negocios en París, que no se explicaba tantas insistencias sobre aquella porción pirenaica, «una vez que los pueblos fronterizos de España y Francia habían hecho un arreglo entre sí para la comunidad de pastos»; que debiera aplazarse para cuando ambos gobiernos se decidieran a hacer un arreglo general sobre la importante materia de los límites de ambas potencias. Pero no era D. Fancisco Dolagaray hombre que se arredrara por los informes «enteramente inexactos» que inventaran ·sus antagonistas «con objeto de ocultar sus usurpaciones y alejar todo arreglo de– finitivo en la cuestión pendiente» 72 • No existía entre ellos acuerdo alguno sobre el goce mancomunado de pastos, a que aludía Mr. Guizot. Ni podía calificarse de convenio la entrevista de Beláun, reprobada por el Valle, ni darse fe a las ilusiones y patrañas «con que alududianos y baigorrianos trataban de engañar a su Gobierno y de encubrir, tras cortina de niebla, los avances de sus chozas, albergues y bordas hasta la misma fábrica de municiones de Eugui, 11 a cinco 1 leguas apenas de Pamplona, cuando en otro tiempo no se permitía a los fran– ceses arrimarse en más de dos leguas al contorno». En su feroz saña contra el Tratado de Elizondo habían llegado a destruir «los corpulentos y costosos mojo– nes de piedra que se establecieron», sin respetar el mojón angular de Beorzu– buztan (n.º 130), que era el guía y que, arrancado en 1841 y repuesto a expensas del Valle de Baztán, fue sustraído para cuando su alcalde y el de Alduides con– currieron a su plantificación oficial. Fiero contraste con «la leal conducta y comportamiento de los fronterizos franceses de la provincia de Labort», desde Irún a lzpegui, que han respetado todos los hitos plantados en 1785, sin promo- 70 Alcalde de Baztán al M. I. Sr. Gefe Político de Navarra. Elizondo, 30 de enero de 1845. Otra, 10 de junio de 1845 y la "Contestación" citada en la nota 69. Ibid. 71 Id. a id. Elizondo, 30 de enero y 3 de junio de 1845. Ibid. 72 Gefe Político de Navarra al Alcalde de Baztán. Pamplona, 14 de agosto de 1845, con la Real Orden de 7 del mismo mes sobre la comunicación de Mr. Guizot. 78 [ 18]

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