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FACERÍAS DE LA CUENCA BAZTÁN-BIDASOA ternacional de límites soberanos en la frontera navarra (año 1785), la inquietud y los asaltos no se limitaron a la tierra que oficialmente se denomina tierra indivisa (Alduides o Quinto Real)', sino que surcaron los mismos valles de Aézcoa y Roncal, de lindes fronterizas menos fluidas y fluctuantes. Fue prin– cipal instigador, como en el pasado, el vizconde de Echaux, señor con pujos feudales por inhibición complaciente del absolutismo galo. Los valles cispire– naicos, pese a esporádicas reacciones -hasta el monasterio de Roncesvalles llegó a armar sus milicias- dan la sensación de víctimas impenitentes 31 • Al secuestro y carnereamiento de ganado se había sumado el conflicto por la explotación forestal (Alduide e Irati) promovida por las forjas de Eugui (Real Armería), Banca y S. Esteban de Baigorry y por el buen gusto de los armado– res de su Majestad Cristianísima. Más por ignorar nuestros gobernantes la cuestión pirenaica, que por las protestas de Erro y Baztán, fracasó poT el momento el plan de construcción de la ermita de Jaurmendia. Los obispos de Bayona y de Pamplona lo solici– taron con celo pastoral; los montañeses de Navarra la Alta lo recusaron por– que, a la sombra de µna capilla jurídicamente neutral, quedaría definitiva– mente asentado un nuevo núcleo francés de población (el pueblo actual de Alduides); y el Rey Felipe V, en su Real Cédula de 29 1 de diciembre de 1731, tuvo por conveniente que se fabricasen no una sino dos capillas, pero donde no hacían falta : en territorio no discutido de ambas soberanías, que con sus respectivas iglesias parroquiales tenían suficiente. Lo que urgía precisamente era la atención espiritual de los pastores faceros de la zona indívisaJ 32 • Y «en Jaurmendia, sitio de España» se volverá a levantar un magnífico santuario, que debe de ser la actual iglesia parroquial de Alduides. La anarquía continuaba galopando por ambas vertientes. Hasta los de Cize habían osado atacar, tambor batiente, a sus amigos los pastores de Aezcoa y capturarles más de 250 cabezas de ganado mayor (4 de junio de 1751 1). Ambas Coronas, la ·Católica y la Cristiana, parecieron determinadas a zanjar la cuestión drásticamente. Tras los tanteos diplomáticos de rigor, nom– braron por sus Comisionados Reales al brigadier M. de Grandpré y al maris– cal de campo D. Antonio Ricardos Carrillo, que recorrerían la frontera con sus ingenieros geógrafos Mr. Dupain de Montleon y D. Leandro Badarán y de i.ma "Mémoire", y que se publicó en el Bulletin Pyrénéen (1911-1912), muy consultado por todos los pireneístas y e1 que presentaron en aquella ocasión (1717) los cartógrafos Mathis (francés) y Francisco de. Maule6n (español). 31 SAINT-SAuD, Frontiere des deux Navarres, cap. I y 11. DEscHEEMAKER J., Le Pays Quint, en E.-Yakintza (1947), p. 63-95. A, Baztán, Carp. Quinto Real. La diversa inter– pretación que, ::¡ la luz de los documentos españoles que ambos manejaron, vamos dando a esta peripecia regional, muestra al menos que sus trabajos, tan excelentes, exigen algu– na enmienda. 82 IRIGOYEN Y ÜLÓNDRIZ, MANUEL, Noticias Históricas y Documentos Estadísticos del Noble Valle y Universidad de Baztán. Pamplona, 1890, p. 67-69, publica las cartas de los obispos de Bayona y de Pamplona y le decisión real. Contra esos proyectos, se redacta e imprime la "Representación de los Valles de Baztán y Erro del año, 1732". A. B., carp. Q. Real (3). [ 9] 69

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