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l. La gracia del tra San Francisco hab a entendido el verdadero sentido del trabajo y lo consideraba co o una gracia divina que había que hacer fructificar, siguiendo el ejemplo de Jesús, que dedicó gran parte de su vida al trabajo ma ual como medio de perfección y de santidad que va unido a la hu ildad y a la pobreza. Para San Francis o no existía un tipo de trabajo al cual el hermano menor no pu ·ese adaptarse con tal deque fuese conforme con la condición, li remente elegida, de pobreza y minoridad. También el recur:ir la limosna, cuando la remuneración del trabajo fuese escasa insuficiente para satisfacer las necesidades de cada uno o del gru o, era por él considerado un modo particular de trabajo no carente de una cierta dignidad 4 • Francisco exhorta a a los hermanos a trabajar fiel y devotamen– te, cada día, con áni o alegre, alabando a Dios, huyendo de toda forma de ocio y ofrecí ndo, con espíritu de solidaridad, un servicio a los hermanos y a lo demás hombres. Ante esta visión d 1 trabajo, las Constituciones invitan a los hermanos para que se onformen a él 5 , y reafirman que el trabajo, además de ser el pri cipal medio de nuestra subsistencia como hermanos, debe tamb ·én ayudarnos a ejercitar la caridad para con los demás hombre3, s bre todo cuando compartimos con ellos el fruto de nuestro traba· o 6 • 2. Pobreza y trabaj Recordemos que h hiendo optado por ser auténticamente po– bres, hemos renuncia o automáticamente a aspirar, como hacen justamente todos los p bres de este mundo, a un cambio a mejor en una perspectiva de m joramiento económico para el futuro. Con 4 1R9;FF31. 5 Cfr Const 75,3-4. 6 Cfr Const 76,1. 81
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