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había dicho: "... es necesario que se considere también la austeridad del hábito propio de los Capuchinos; es posible que movidos por impulsos contrarios, haya quienes busquen otras maneras de dar testimonio. Es misión, en efecto, del religioso capuchino dar ejemplo de una austeridad gozosa y equilibrada, aceptando las dificultades inherentes al trabajo y a las relaciones sociales, y soportando pacientemente las pruebas de la vida con su angustiosa incertidumbre" 24 • Sobre el apostolado proseguía: "... es necesario evitar el peligro que consiste en darse demasiado a la acción, y se hace necesario, al mismo tiempo, vivificar con nuevo ardor interior, en el que os destacáis de modo ejemplar, las formas exteriores de apostolado. Por esto se debe dar mucha importancia al verdadero espíritu comunitario de las familias religiosas en las cuales cada miembro debe encontrar compañía cálida, lazos de amistad, cooperación fraternal en el ejercicio del mismo apostolado; todas estas cosas prestan ayuda mutua y apoyo, y hacen más eficaz el ministerio con el que se sirve a Cristo" 25 • Más todavía: "La forma de vida franciscana que floreció en sus orígenes y, en particular las primeras comunidades capuchinas, sobresalieron por su espíritu de verdadera fraternidad y de familia, con el que se crea realmente una perfecta unidad de corazones y una comunión de personas... es necesario y urgente que las fraternidades capuchinas se fundamen– ten y florezcan en la disciplina y en la caridad, unida al sacrificio de cada uno de sus miembros" 26 • Conectando con la primitiva inspiración de nuestra reforma, en el intento de observar la Regla de San Francisco imitando su vida, las Constituciones presentan los elementos principales de nuestra fisonomía. Se trata de un programa de vida a realizarse progresi– vamente con una continua conversión del corazón: el primado de la vida de oración, especialmente contemplativa, la pobreza 24 AOFNCap 90(1974)277. 25 AOFMCap 90(1974)278. 26 AOFMCap 90(1974)278-279. 28