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la promulgación de las Constituciones. El Capítulo decidió, prácticamente, no aportar muchos cambios a las Constituciones sino sólo los mínimos necesarios incluso por un motivo, tenido como válido por muchos, de que para poco sirve el perfeccionar los textos legislativos, si no se cambia la vida. Al inicio del capítulo un nuevo hecho orientó a los capitulares en este sentido: una particular llamada de atención del Papa Pablo VI que, en carta dirigida al Padre General y a los miembros del capítulo 19 , manifestaba su pensamiento sobre distintos puntos acerca de los cuales quería llamar la atención de los capitulares: la autenticidad de la vida capuchina; la interpretación de la Regla; el espíritu contemplativo propio de la Orden; la pobreza evangélica entendida como pobreza de espíritu pero también como testimonio externo de pobreza tanto individual como colectiva; la obediencia a la Iglesia, basada en el ejemplo de San Francisco; la austeridad característica de la vida capuchina; la vida fraterna y el espíritu comunitario; la pluriformidad; la formación de los jóvenes. Prácticamente después, se trabajó sobre los denominados "pun– tos calientes" propuestos por el definitorio general y sobre los que se pedía un pronunciamiento oficial y autorizado por parte del capítulo. Los cuatro "puntos calientes" eran: 1. pluriformidad en la unidad 20 2. penitencia como continua conversión 21 3. obediencia caritativa 22 4. vida apostólica 23 Se quiere hacer primero una revisión de vida que nos lleve a una toma de conciencia sobre la situación de cada una de las circuns- 19 Cfr AOFMCap 90(1974)289-291 20 AOFMCap 90(1974) 304-309 21 AOFMCap 91(1975)97-126 22 AOFMCap 90(1974)328-336 23 AOFMCap 90(1974)351-360; Capítulo General Extraordinario AOFMCap, Docu– mento principal, Roma 1974. 14

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