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NAVARRA EN EL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA Estamos ante una obra dramática y no ante una lección de historia. Por eso resultaría impertinente escudriñar los puntos en que Tirso de Molina se permite alguna libertad. Nos bastaría con comprobar la presencia de Navarra en el concierto de los reinos peninsulares o europeos. Dando un paso más descubriríamos también la exactitud de los hechos mentados por el dramatur- go, el fundamento de sus alusiones. Como es sabido, Fernando IV (1295-1312) comienza suminoría bajo la regencia de sumadre. EnNavarra 3 la reina Juana I contrae matrimonio con Felipe el Hermoso el 16 de agosto de 1284, rey que desde el año siguiente lo será de Navarra y de Francia. Felipe presta apoyo a los infantes de la Cerda. Por sorpresa navarros y aragoneses se apoderan de la judería de Nájera, perdida en 1297. Por mayo de 1299 ocurre un saqueo de la frontera de la Rioja. Doña María de Molina pudo puntualizar que a la amistad había colaborado ella personalmente en su reunión de Vitoria, en 1301, con el gobernador de Navarra. En Vitoria «tras un detenido estudio de las quejas de una y otra parte, quedó el asunto resuelto a satisfacción de todos». 3. La comedia El amor y el amistad (1,331a) quiere que nos remontemos al tiempo de Alfonso I de Aragón, cuando el conde don Hugo de Barcelona intenta desheredar a su hermano. Se le dice a don Guillén de Moncada: Y juntando gente y armas de navarros y gascones contra la lealtad jurada, al Conde, vuestro señor, que furioso os amenaza, intentáis hacerle guerra. Don Guillén de Moncada (331 bc) reitera las alusiones a Navarra: Del enojo de su hermano don Ramón huyó a Navarra, donde don Sancho, su rey, por ser su primo, le ampara... Pues, muerto el conde don Hugo, en su testamento llama a su hermano a la corona, excluyendo al rey de Francia, que no hay derechos mejores que los aprietos del alma. Llevóle Dios en tres días y, despachando a Navarra referencia a los años 1355-1364, registra sueldos carlines negros o prietos, carlines de Navarra y carlines blancos; y antes, pág. 338, a propósito de Carlos II (1349-1387), escribe que «este monarca turbulento y guerrero, hostigado de la necesidad que le abrumaba en sus empresas, hizo acuñar moneda llamada dineros carlines, de tan baja ley que llegaron a quedar sin curso»... 3. Véase LACARRA, JOSÉ MARÍA, Historia política del reino de Navarra desde sus orígenes hasta su incorporación a Castilla, vol. II, Pamplona, Aranzadi, 1972, págs. 231-236. [3] 13 3
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