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ANSELMO DE LEGARDA Largo sería referir las peripecias que van sucediéndose en la tercera jornada, aunque en ella adquieren todavía más relieve Teobaldo y Blanca. Amenaza la Reina Violante con la guerra y Teobaldo piensa en otra (45 b): Forzosos son, Ramiro, mis enojos, porque podrá Violante hacerme guerra con los hermosos rayos de sus ojos más que con sus soldados en mi tierra. Blanca urde un ardid, el de vestirse de hombre y suplantar a su hermano, pues anda empeñada en evitar que Violante se case con el conde de Urgel. Al presentarse al frente de sus tropas «la Reina doña Violante, muy bizarra, con manteo y vaquero, espada y sombrero con plumas», las arenga (51a): Los campos de Navarra son aquéllos y éste, el postrero límite, soldados, de Aragón; y ya espero ver en ellos todos mis escuadrones alojados. La ocasión me presenta sus cabellos, puesto que los navarros, descuidados no de vuestro valor, de nuestra guerra, no previenen defensas de su tierra. No se da la batalla, claro está, pero Teobaldo, «muy galán, con botas y espuelas», comparece ante la Reina fingiéndose emisario del Rey de Navarra, cuya actitud ante Violante ha cambiado, según dice (53b): Las cadenas de Navarra os rinde, porque con ellas al carro de amor le atéis, que es dulce prisión que espera. La comedia acaba felizmente. Se descubre la inocencia de García, conde de Urgel, que da su mano a Blanca, mientras Violante consigue la del Rey de Navarra. Si tomáramos la comedia como una lección de historia, volveríamos a tropezar en las dificultades habituales para la identificación de los personajes. Cierto que en el cuadro genealógico de los Teobaldos enumeran varias Blancas y hasta una hermana de padre de Teobaldo II, pero su matrimonio no fue con el conde de Urgel, como tampoco el de los Teobaldos con Violante, Reina de Aragón. Por lo que se refiere al conde de Urgel, notaré una coincidencia: un personaje de ese nombre aparece aquí en el pastoral albergue y otro personaje del mismo nombre, uno de los contrincantes de Fernando de Antequera, vive retirado, cuidando cabras, en la ya vista La Peña de Francia (3, 169-170). 17. De nuevo es personaje descollante el conde de Urgel en otra comedia, La firmeza en la hermosura (7, 165-202). Aquí no es preciso hacer cábalas sobre el tiempo en que trascurre la comedia. Personajes de ella (167a) asisten en Zaragoza con el monarca a la representación de una comedia, parto de Juan I (1387-1395). Al servicio de don Jaime, conde de Urgel, nieto (?, 166b) o 156 [26]