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Navarra en el teatro de Tirso deMolina P. ANSELMODELEGARDA E ste año de 1984 señala la fecha exacta o aproximada del cuarto centenario del nacimiento de Tirso de Molina. Ciudades insignes como Toledo o Madrid, Sevilla o Lisboa, inmortalizadas en la obra del mercedario, le rendirán un homenaje de gratitud. Pero los lectores de Fray Gabriel Téllez saben que, además de esas ciudades o villas, pululan en sus comedias muchos otros lugares de la península, de Europa y aun de ultramar. Si el agradecimiento es de bien nacidos, a muchos nos toca manifestárselo. También a los navarros, pues, como vamos a ver, no escasean en el teatro de Tirso las alusiones a nuestra tierra o la presencia de personajes relevantes de ella. Sospecho que en la obra histórica sobre su orden mercedaria habrá datos acerca de los conventos navarros y sus moradores. De conventos y frailes históricos prescindiré aquí, para ceñirme a la Navarra reflejada en sus obras dramáticas 1 . 1. En el elenco inicial de personajes de la comedia Esto sí que es negociar (1, 248) se registra un Carlín, pastor, que luego pretende solazarnos con sus intervenciones rústicas. A algún peritoen numismática el nombre del pastor le recordará una moneda española pequeña y de plata que se batió en tiempo de Carlos V. Para un navarro el nombre tiene otras resonancias. Le recuerda el apodo con que zaherían a los carlistas al principio de su primera guerra cantando en Lesaca y otros puntos: Oíz, oíz, Borbones, deciz todos así: Vivan los hombres libres, muera todo carlín 2 . 1. Me remitiré a los siete volúmenes publicados en BAE («Biblioteca de Autores Españo- les» de Rivadeneira). La correspondencia de los tomos dedicados a Tirso de Molina, es la siguiente: t. 1=5 de la colección; 2=236; 3=237; 4=238; 5=239; 6=242; 7=243. Me limito a citar las obras allí ofrecidas, sin detenerme a señalar si en cada caso se trata de obra indiscutible- mente auténtica, atribuida o de dudosa atribución; en suma, parto de su ingenio o criatura abandonada a su puerta. Permítaseme abreviar las citas apuntando tomo, página y columna junto a cada pasaje. Debo agradecer a mi hermano el P. Heliodoro de Legarda, su colaboración en la verificación de varias citas. 2. Puede verse mi artículo Desahogos cristinos en 1835, «Boletín de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País» (San Sebastián) 9 (1953) 207. Por lo que hace a la numismática, el navarro no necesita salir de su viejo reino. JOSÉ YANGUAS Y MIRANDA, Diccionario de antigüedades del Reino de Navarra, t. II, Pamplona, 1840, s.v. Moneda, págs. 390-391, con [1] 1 3

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