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De alguna de ellas sabemos por qué pasos llegó a sus manos; de otras podemos adivinar el camino seguido. El núm. 6 de nuestra serie fue regalado por Lizarraga a D. Pedro Vicente de Ricarte párroco de Aran- guren, de cuyos herederos fue a parar a manos de D. Félix Id:~ate,capellán de la Trinidad de Arre. Este lo regaló a D. José Joaquín de Ollo, vicario de Fueriterrabla; 0110 a su vez, al Príncipe, segúii expresa con fecha de 23 de febrero de 1866. Suponeil~osque el núm. 5 y un catecismo, tal vez el núm. 14, siguieron camino parecido; pues consta que fueron igualmente regalados por Idoate a 0110 'O. Cuatro volúmenes hay en la Biblioteca del Seminario Conciliar de Pamplona; pero no conocemos por qué manos han pasado Tres volúmenes más fueron hallados hacia 1920 por el P Dámaso de Inza en la casa nativa de Lizarraga, en Elcano. Dos de ellos se guardan en el Colegio de Capuchinos de Lecároz en manos del P. Policarpo de Iráizoz. El tercerb se extravid, ignorándose el paradero 'l. Finalmente, otro más existe en el archivo del convento de Capuchinos de Fuenterrabía 12, depositado al lado del original de la traducción vizcaína del Gueroco Gue~o por Añíbarro. nal, a juzgar por las investigaciones minuciosísimas realizadas entre !os campesinos. Añade que en el autor de varios manuscritos muy voluminosos que posee, sólo encuentra dateke "11 sera", dukezu "tu l'auras", duke "il i'aura", dukeze o dukezie "vous l'aurez", dituzkete "ils les auront", diguke "il nous i'aura". Se pregunta si el autor habría tomado esas formas de los dialectos de Francia, o será más bien que aún perduran en este dialecto algunos vestigios de ellas. Lo segundo le parece lo más probable. Concluye afirmando que el sentido de este futuro es, como en labortano, conjetural. 9 Núm. 6, pág. 1, s. n., dice en latín, que traducimos: "El mencionado D. Joaquín de Lizagarra (sic) me regaló a mí D. Pedro Vicente de Ricarte, párroco del pueblo de Aranguren, este volumen, el cual me ha sido, me es y me será agradabilísimo (quod mihi ?t fuit, et est, et erit gratissimum.) 10 IDOATE pudo haber conseguido esta obra por conducto del sobrina de Lizarraga, D. Francisco Joaquín de Unciti, vicario de Orrio y su heredero de libros. Véase manus- crito núm. 13, pág. 1, s. n. El mismo IDOATE tuvo el núm. 5 y un catecismo, según puede verse en la pág. 1, s. n., donde hay una nota muy interesante referente a Lizarraga, que dice: "El autor de este libro es Dn. Joaquín Lizarraga. Naci6 en .Elcano en 17 de septiem- bre de 1748; no habiendo salido más de su pueblo, que para hacer la carrera en Pam- plona y haber pasado algún año o más en el noviciado de los Jesuítas de Loyola, conti- nuando después en su pueblo natal de Párroco desde el año de 1772 hasta el 20 de enero de 1835 en que murió. Copia de la carta que con motivo de la remisión de este libro y un catecismo, me escribe mi amigo el Presbítero Capellán de la Trinidad de Arre D. Félix Idoate. Fuen'e~rabía 7 de mayo de 1867. José Joaquín Olio vicario." Según me comunica atentamente el P. Iñaki Goicoechea, no hay el menor indicio sobre la permanencia de Lizarraga en Loyola en los archivos de esta rasa. Si bien añade que en el "Diario Histórico" de Loyola están arrancadas las Últimas páginas, que toman de lleno los años 1766-1767. 11. No queda de é l más noticia que la propoicionada por el P. Inza en su discurso de ingreso en Euskaltzaindia (Academia de la Lengua Vasca). Véase Euskera (1921) Año 11. Vúm. 11, pág. 22. 12. Se trata del original de Urteco Igande etc., publicado en San Sebastián en 1846, adaptado en gran parte al dialecto guipuzcoano. Creemos que el adaptador es el conocido escritor euskérico Agustín Pascua1 de Iturriaga.

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