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a citar expresamente al ilustre jesuíta, como cuando, al hablar de la expre- sión Ave, María, dice: «Dió Aita Larramendic Agúrr Maria erran beardéla» 5. Aparece también el influjo espiritual de San Ignacio Emplea en más de una oportunidad el lema ignaciano Ad Maioren Dei Glorionz, y encon- tramos en uno de sus sermones el tema de los ejercicios espirituales de La elección de las dos banderas 6. Conoció igualmente la obra de Axular, habiendo sido suyo el ejem- plar del Guero de la Biblioteca de los Capuchinos de Lecároz, como la hace notar el P. Riezu 7. La razón de su abundante producción literaria hay que buscarla en su celo por dar suficiente pasto espiritual a los campesinos, dando así cum- plimiento a 10 dispuesto por el Tridentino sobre el particular, como lo ex- presa varias veces. No consta que escribiese con miras a la imprenta. En alguna ocasión nos da a conocer la finalidad de su trabajo. Así en el manuscrito núm. 9, pá- gina 2 sin numerar, prólogo, dice: «Escrivitút itzgái urréngoac, izatecó prést cerbáit erratecó neuronéc; eta bércenorbaitec, ni ilasguéros, naibadú valiátu cerbáit ebétas (he escrito estas pláticas para tener algo a mano yo mismo; y otro, después de mi muerte, si quiere valerse de ellas). Añade que no las ha escrito porque así estén bien; sino porque es mejor eso que nada. Con lo cual está pensando evidentemente en los posibles futuros usuarios. Le preocupaban los campesinos, aldiritarrac, la gente de las aldeas, erri chipittoac, que andaban escasos de alimento. HISTORIA Y PARADERO ACTUAL DE LOS MANUSCRITOS De las quince obras que aquí se detallan, siete estuvieron en poder de Bonaparte. Gracias a la diligencia de Azkue y a los buenos oficios del Duque de Mandas, embajador de España en Londres a la sazón, pudieron ser recuperadas por la Diputación de Navarra, en cuyo Archivo -Fondo Bonaparte-, se hallan actualmente. A ellas se refiere el Príncipe cuando dice que posee «plusieurs ouvrages écrits dans ce dialecte», eouvrages fort volumineux» (varias obras muy voluminosas en este dialecto) '. 5 Manuscrito Núm. 12, pág. 15. 6 Núm. 9, pág. 114. 7 L. c. Dice en efecto en pág. 1 s. n.: "Dn. Joaquin Lizarraga Elcanoco Vicarioa- rena". La letra es de nuestro autor. Hubo otro Joaquín de Lizarraga, tío del escritor, que igualmente fue párroco de Elcano, habiendo habido entre tío y sobrino sólo otro vicario, D. Manuel de Munuce. 8 Véase BONAPARTE en Bibliografía sobre Lizarraga. Hablando del futuro simple de indicativo, dice no parecer existir de una manera completa en el alto-navarro meridio-

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