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FRANCISCOONDARRA 10, 1 (dos veces), Pazcotan, 2, 11, 3; Pazcu au, 2, 12; Pazquac, 2, 5,2; pero pasco, 2, 10, 1 (dos veces). Cuando el grupo es de origen vasco, solo se da la forma zk, como nega- rrezco, 2, 11,2; dauzcazu, 2,9, 3. 2.1.10. El grupo de origen vasco zt se mantiene así, salvo algunas excep- ciones. Estas se dan en la voz gasto 'gaizto' y sus derivados, que aparecen siempre con st; en ostasunac, 2, 11,2; frente a oztasun, 2, 10, 1; 2, 11,2; y en baster, 2, 7, 1, Ejemplos de la primera excepción son gasto, 2, 5, 1; gastoe- quin, 1,5,2; gastuetan, 2,2,3; también vemos una vez gaistoei (con -i-), 1,2, 4. 2.1.11. Se elimina el grupo latino mm, castellano nm, reduciéndose a m en emendatu, 2 , 4 , 3 (dos veces); 2, 5,2; emendatuaz, 2,4,4. 2.2. Exponemos aquí algunos comportamientos debidos al sandhi o fo- nética sintáctica. 2.2.1. El elemento invariable bai(t), que forma siempre una única palabra con la voz que le sigue, influye tan sólo en la d- inicial de palabra, la cual suele ser una forma o flexión verbal, cambiándola en t. N o afecta a las consonantes g-, z- o 1-; y nos referimos naturalmente al aspecto visual, no a la pronuncia- ción real y efectiva. Así, baititu 'bait ditu', 1, 1,4; ezpaitaucazue, 1,4,3. En cambio, baigara, 2,4,3; bailute, 2,7, 3; baizuen, 2, 7,l. 2.2.2. Se tratan aquí los resultados del encuentro de -z final de palabra con las consonantes iniciales b-, d-, g-, 1-, n- y -c/z- del término siguiente. 2.2.2.1. La b- se convierte en la bilabial sorda p- en las flexiones del ver- bo, cuando le precede el adverbio de negación ez; pero no pasa tal cosa cuan- do la b- inicial no pertenece a una forma verbal. Tenemos ezpalituque, 2, 11,3; ezpaitaucazue, 1, 4, 3; pero ez bacarric, 2, 4, 2; ez biurceco, 2, 5, 1; iz (sic) batean, 2,5,2. 2.2.2.2. La d- se conviene en la dental sorda t- en las flexiones del verbo, cuando precede la partícula ez; salvo en unas pocas ocasiones: eztugu, 2, 11, 2; ezta, 1,1,2; eztuzun, 2,5,2, frente a ez-duzun, 2,5,2 (ambas formas en el mismo párrafo); ez ditiozu, 2, 14. 2.2.2.3. La g- no sufre cambio detrás de -2. Así, ez-garela, 2,4, 1; Obli- gacen nauzunaz gueroztic, 2, 7 , 1; noiz ez guero, 2, 7, 3. 2.2.2.4. La -z seguida de 1- o se mantiene o se convierte en s en los tres casos que hemos locaizado: ezliraque, 2, 11, 3; frente a eshquete, 1, 5, 2; 2, 11, 1. 2.2.2. J. La -2 seguida de -n sufre .el mismo resultado que en el supuesto precedente: Ez-nuen, 1, 5, 1; ez nai izan,2, 5, 1; frente a esnuben, 2, 12 y Es- naiz, 2, 14. 2.2.2.6. La -2, en concreto la de la partícula ez, seguida de la c/z- de las flexiones verbales, se mantiene como dorso-alveolar; no dando como resulta- do del encuentro la africada correspondiente. Así, ecelaric, 2, 13; ecituen, 2, 4,3. Hallamos una vez eztigun, 2, 4, 3, queriendo escribir tal vez etzigun.

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