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96 S alvador R os y C alaf La conquista de Ceuta por las armas portuguesas fue un suceso celebrado en todos los estados cristianos no por lo que tenía de conquista , porque la fuerza no es el derecho, no es la justicia, sino la auxiliar de la causa del orden fundado en la ley divina, más por lo que tenía de necesaria y legítima defensa de la reli- gión cristiana y de los países católicos. Desde entonces dejó de ser esta plaza un foco de piratas y un punto de apoyo para los mahometanos de Marruecos y de Granada: ¡Día feliz el 14 de agosto 138 del año 1415! ¡Lástima que su aurora siga estacionada y que aún no se haya podido realizar el grandioso proyecto del que la toma de Ceuta no era más que el punto de partida! En efecto D. Juan I no tomó Ceuta para abandonarla después, ni para que- darse con ella sola. Sus pensamientos eran más elevados y la defensa de los cris- tianos y de sus respectivos territorios requería avances ulteriores en Marruecos, la dificultad estaba en conservar la Plaza. Sin esto nada se había adelantado. Mas no todos abundaban en estos sentimientos, pareciéndoles imposible poder conservar Ceuta enclavada en país enemigo y lejos de Portugal. Por esta causa D. Martín Alfonso de Melo a quien el Rey quiso nombrar Gobernador de esta Ciudad declinó el glorioso cargo ofrecido. No sabía D. Juan I de quien echar mano y se hallaba muy disgustado y contrariado. De todas sus angustias y apuros lo sacó D. Pedro de Meneses quien con un bastón de acebuche en la mano se le presentó diciendo: “Señor, este bastón me basta para defender Ceuta contra toda la morisma”. Lleno de gozo D. Juan I aceptó inmediatamente la oferta y D. Pedro de Meneses tuvo la gloria de ser el primer Gobernador de esta Plaza. Según la tradición, el histórico bastón se conserva, es el mismo que su Gobernador D. Pedro de Vargas Maldonado, mar- qués de Campofuerte puso en manos de Ntra. Sra. de África en el año 1744 139 como para encargarla del gobierno de esta Ciudad desolada entonces por la peste bubónica y el mismo que se da a los gobernadores de esta Plaza en uno de los primeros días de su mando en el trascoro de la Catedral con mucha solem- nidad, siendo depositado nuevamente y acto seguido por la misma Autoridad en manos de la Santísima Virgen: Sólo un general ha prescindido de esta reli- giosa y tradicional ceremonia a lo que está vinculado el recuerdo de tan memo- rables sucesos. Y ahora que hablamos de este histórico bastón parece oportuno decir dos palabras de otro objeto histórico también. Existe en el Ayuntamiento un estan- 138.- 21 de agosto de 1415. 139.- Ros sigue aquí la opinión de la Historia de Ceuta atribuida al presbítero Lucas Caro a comienzos del siglo XIX, sobre haberse puesto el aleo en manos de la Virgen durante el voto de 1743. Otros historiadores, a partir de Affonso de DORNELLAS, Historia e Genealogia, “O Bastao de Ceuta”, Vol. VIII, Lisboa 1922, p. 25, optan por el primer Voto de la Virgen, en 1651.
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