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88 S alvador R os y C alaf los almohades tomaron pie de esta benignidad para combatir a los almorávides como relajados y semi renegados de la religión mahometana. Los de Castilla, no teniendo tanto comercio con los mahometanos, hicie- ron menos que los de Aragón en pro de los mozárabes de África, pero tampo- co descuidaron un asunto de tan grande importancia. De acuerdo con los de Portugal, en el año 1290, hicieron un tratado con el emperador de Marruecos en el que se estipuló que recibirían en sus dominios un obispo cristiano nom- brado por la Santa Sede, y del que dependerían todos los cristianos que vi- viesen en sus Estados. Esta cláusula se llevó a efecto: el obispo de titulaba de Marruecos 122 , solía ser franciscano, y era sufragáneo de Sevilla. Habría alguna irregularidad en la observancia de este artículo, pero es un hecho histórico que en el año 1370, es decir, 80 años después del convenio, Fr. Rodrigo obispo de Marruecos prestó obediencia al Metropolitano de Sevilla, cuarenta y cinco años antes de que los portugueses tomaron a Ceuta. No era pues un hecho aislado el que hubiere aquí un barrio de cristianos con su iglesia y su sacerdote en 1221: lo mismo sucedía en otras poblaciones antes y después de esta fecha. Y ya que hemos dicho algo de lo que hicieron los reyes cristianos de España para favorecer a los cristianos mozárabes de África, queremos hacer una indi- cación a cerca de la que se hizo en España para cristianizar a los mahometanos que vivían en los estados cristianos. Se ha dicho, y se dice, que nuestros mayores pusieron más cuidado en ex- terminar a los mahometanos que en hacerlos cristianos. Este aserto tiene una falsedad histórica. La verdad es que los eclesiásticos más piadosos e ilustres, así del clero secular como del regular se dedicaban, a veces con muy feliz éxito, a la conversión de los mahometanos tanto de España como de África, distinguién- dose en esta solicitud especialmente los dominicos, franciscanos, mercedarios y trinitarios. Nadie ignora que S. Francisco fue a Egipto y habló varias veces con el Sultán para tratar con él de su conversión y de la de otros personajes a la fe cristiana, que su regla dedica un capítulo especial a este asunto, y que los primeros 14 mártires franciscanos trabajaron en España y en África para la con- versión de los mahometanos al catolicismo. No se quedó atrás Santo Domingo de Guzmán, y basta recordar los nom- bres de S. Antonio de Padua, S. Raimundo de Peñafort, S. Pedro Pascasio, S. Ramón Nonato, S. Vicente Ferrer, el bienaventurado mártir Raimundo Lulio y 122.- Sobre el tema de los obispados en lo que hoy es Marruecos véase: Atanasio LÓPEZ, Los obispos en el África Septentrional desde el siglo XII , Tánger 1941.

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