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81 Historia eclesiástica y civil de la célebre ciudad de Ceuta por sus dominadores, y cuidaban de no incurrir en su enojo, hablando mal de Mahoma y del Corán. Tenían sus jueces particulares, y en muchas cosas se gobernaban por leyes propias tomadas del Código visigodo. Por este motivo, excepto la persecución de Abderramán en el siglo noveno, no se sabe que los cristianos andaluces fueran perseguidos por los mahometanos. Malograda la expedición militar de Alfonso el Batallador a la Vega de Granada en 1126, los cristianos de Andalucía sufrieron grandes contratiem- pos. Sea que los príncipes mahometanos sospecharon que dicha expedición se hizo previo acuerdo con los cristianos de sus dominios, sea que sospecharan de su fidelidad para lo venidero, es cierto que procuraron acabar con ellos. Más de 10.000, temiendo la tormenta que se les venía encima, se unieron al rey de Aragón y abandonaron Andalucía; muchos millares fueron bárbaramente ase- sinados; los más, expulsados y transportados a África fueron diseminados por varias regiones, y algunos miles fueron utilizados por los almorávides cuyo rei- nado tocaba a su término, en sus luchas contra los almohades que diariamente hacían nuevos progresos conforme dejamos consignado más arriba; de hecho, a mediados del siglo duodécimo, y antes de que los almohades fueran comple- tamente dueños de la Bética, el cristianismo había desaparecido de Andalucía, pero hasta la expedición mencionada de Alfonso el Batallador, el cristianismo había sido tolerado aunque siempre oprimido y humillado. Si hasta el año 1126 subsistió la jerarquía eclesiástica en todo Andalucía, puede conjeturarse que hasta dicho tiempo hubo cristianos en la Tingitana visi- goda, especialmente en Ceuta y Tánger. Su proximidad a España, su floreciente industria, su gran comercio con varios países cristianos hacen verosímil la con- jetura. Si los hubo, parece estuvieron bajo la jurisdicción del obispo de Medina Sidonia como en tiempo de los visigodos. Que hasta mediados del siglo XII existió la Sede episcopal de Asidonia es un hecho cierto pues que su obispo fue uno de los tres IX que huyeron de su ciudad episcopal en una de las invasiones de los almohades en España en el año 1144. II Dicho queda más arriba que Yacub ben Yussuf, el vencedor de Alarcos y el derrotado en las Navas de Tolosa, murió envenenado en Marruecos en el año 1213. Fue el tercero o cuarto emperador de los almohades, más enemigos de los cristianos que los mahometanos de otras sectas. Dicho es igualmente que a Yacub ben Yussuf le sucedió su hijo Cid Abu Yacub por sobrenombre Almostansir Billah, y que su autoridad se extendía a toda Andalucía a más
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