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62 S alvador R os y C alaf abominaciones, por causa de las cuales Dios prohibió muy severa y terminan- temente a los israelitas el contraer alianzas matrimoniales con esa raza bajo ningún pretexto, porque esas alianzas de suyo, así como tienden igualmente a su amalgama de los pueblos en el orden de la carne y de la sangre, tien- den igualmente a su amalgama en el orden de las ideas y de las costumbres. Vosotros, les dijo a los israelitas, no comunicaréis a esa raza la religión verda- dera con todos los bienes espirituales y temporales que ella contiene; pero ella os comunicará sus idolatrías con todos sus errores y vicios, esto es lo que en- seña la experiencia. Los buenos casi siempre se corrompen en compañía de los malos y los malos casi nunca se mejoran en compañía de los buenos, porque el hombre está más inclinado al mal que al bien, y lo malo halaga el desorden de las pasiones humanas. Cuando Ceuta pasó al dominio de los romanos siguieron las ideas y costum- bres religiosas y morales lo mismo que antes. Los romanos no contrariaban en esto a los pueblos. Con su dominación traían sus dioses particulares, sus fiestas, sus costumbres y hasta aceptaban las del país, conducta que les granjeaban muchas simpatías en todas partes. Suponiendo que Ceuta fuese fundada hacia los tiempos de la invasión de Palestina por los israelitas, a los mil cuatrocientos dos años de su fundación (esto es un cálculo más o menos aproximado, no matemático) fue predicado en ella el Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y entonces empezó su transformación y regeneración verdadera, bajo el punto de vista religioso y moral. Nada honra y dignifica tanto al hombre como la doctrina cristiana y su práctica, de ella depende también su gloria eterna a la cual no es posible llegar por el camino del error y del vicio. Es muy probable que fuera totalmente cristiana cuando cayó en poder de los vándalos, en el año 428 de nuestra Era. En su inmensa mayoría eran cristia- nos, pero arrianos, esto es, no admitían el misterio de la Santísima Trinidad, ni la divinidad de Jesucristo, ni otros dogmas, de modo que profesaban un cris- tianismo falso; más como administraban los Sacramentos, celebraban el santo sacrificio de la Misa, tenían sus templos, sus ministros, sacerdotes y obispos parecían católicos. El año 533 pasó Ceuta al dominio de los emperadores romanos-bizantinos y con su dominio salió la religión católica de la opresión en que gemía desde el 428. Nada tendría de particular que durante la dominación bizantina hubiera donatistas en Ceuta, porque el cisma donatista que tanto dio que hacer a la Iglesia y al Estado, principalmente desde Constantino el Grande hasta el gran Teodosio, volvió a recrudecerse mucho desde el año 533 en adelante. El santo
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